En una era inexplorada en la que las nuevas tecnologías están transformando los paradigmas existentes, la demografía reconfigura las necesidades de la población mundial y altera los comportamientos de los consumidores, que a su vez fuerzan a modificar los modelos de negocio existentes e impulsan cambios drásticos en nuestro entorno físico, nos encontramos con la creciente necesidad de un marco coherente para hacer un seguimiento de estos temas y los vehículos de inversión que dan acceso a ellos.
En este escenario, el proceso de identificación de las poderosas tendencias disruptivas a nivel macro y las inversiones subyacentes que pueden beneficiarse de la materialización de esas tendencias, se convierten en la clave del éxito.
Por naturaleza, la inversión temática es una estrategia a largo plazo, orientada al crecimiento, que no suele estar limitada geográficamente o por las clasificaciones tradicionales de sectores/industrias, tiene una baja correlación con otras estrategias de crecimiento e invierte en conceptos relacionados.
En particular, la inversión temática no consiste en estrategias ESG, basadas en valores o impulsadas por políticas, a menos que representen una tendencia estructural disruptiva (por ejemplo, el cambio climático). Además, los fondos que se adhieren a los sectores tradicionales o clasificaciones por industria, que se utilizan principalmente para obtener exposición a tendencias cíclicas (por ejemplo, divisas, valoraciones, inflación) no se consideran temáticos.
Por último, las clases de activos alternativos, como la infraestructura cotizada en bolsa, los MLP (sociedades midstream de participación limitada) y las materias primas más extendidas, no se consideran temáticas.
Clasificando temáticas
¿Cómo podemos identificar un tema? Evidentemente, cada empresa tiene un sistema de clasificación diferente, pero hemos comprobado que un sistema de cuatro capas nos permite identificar temas disruptivos y clasificar el espacio de los ETF temáticos. A menudo, hemos visto definiciones contradictorias de la inversión temática en los medios de comunicación y el mundo financiero, lo que lleva a la confusión sobre qué ETFs son temáticos y qué temas están siguiendo.
Nuestro sistema de cuatro niveles de clasificación consiste en: 1) Categorías; 2) Megatemas; 3) Temas; y 4) Subtemas, siendo cada capa más estrecha en su enfoque.
Las «categorías» son el nivel más amplio y representan tres motores fundamentales de la disrupción: los avances exponenciales en la tecnología (tecnología disruptiva), los cambios en los hábitos de consumo y la demografía (personas y demografía) y la evolución del paisaje físico (entorno físico).
Un nivel más abajo están los «megatemas», que sirven de base a múltiples fuerzas transformadoras que están causando cambios sustanciales en un área común.
Conceptualmente, los megatemas son una colección de temas más específicos. Por ejemplo el Big Data es un mega-tema que se compone de aprendizaje automático/profundo, ciberseguridad, computación cuántica y computación en la nube/edge computing.
Más adelante, identificamos los «temas» como las áreas específicas de transformación que están impulsando la tecnología, cambiando las demandas de los consumidores o impactando en el medio ambiente. Actualmente, hay 39 temas en el sistema de clasificación.
Los «subtemas» son nichos más especializadas, como las aplicaciones específicas de los temas o las fuerzas ascendentes que los impulsan.
Los ETFs temáticos pueden dirigirse a una categoría específica, un megatema, un tema o un subtema. Nuestro proceso de clasificación trata de encontrar la mejor opción para un ETF específico, analizando su metodología, participaciones y objetivos establecidos. El sistema de clasificación temática se revisa trimestralmente para considerar nuevas categorías, megatemas, temas o subtemas potenciales. Cuando se lanza un nuevo ETF o se modifica su estrategia, se evalúa inmediatamente su clasificación.
El éxito de los ETFs temáticos
El éxito de los ETFs es evidente. En EE.UU., había 187 ETFs temáticos UCITS con un total de 144.000 millones de dólares en activos gestionados (AUM) a finales de agosto de 2021, lo que supone un aumento de más del 38% desde principios de año. Los temas de la categoría de entorno físico registraron el mayor aumento de los activos bajo gestión en lo que va de año (49%), seguidos de las tecnologías disruptivas (38%) y las personas y la demografía (18%). Los tres temas principales por crecimiento de activos bajo gestión en lo que va de año en EE.UU. son el desarrollo de la infraestructura de EE.UU. (475%), la movilidad (170%) y las fintech (77%). En Europa, aunque las cifras son menores, el crecimiento en los últimos años es enorme. A finales de agosto de 2021 había 69 ETFs temáticos de UCITS que sumaban 40.000 millones de dólares en activos gestionados, lo que supone un aumento de más del 45% desde principios de año. Los temas de la categoría de personas y demografía registraron el mayor aumento de activos bajo gestión en lo que va de año (62%), seguidos de las tecnologías disruptivas (44%) y el entorno físico (41%). Los tres principales megatemas de crecimiento de patrimonio en lo que va de año en Europa son movilidad (196%), como los temas de vehículos autónomos y eléctricos, fintech (136%), y conectividad, como el 5G y el internet de las cosas (130%).
Como vemos, las temáticas que han registrado un mayor crecimiento en ambos mercados son las que están cambiando nuestra sociedad de forma transversal: tecnología, personas y demografía, movilidad, fintech… Podemos concluir que los propios inversores saben cuáles son estas tendencias a nivel macro de las que hablábamos en primer lugar y simplemente quieren formar parte de ellas, quieren formar parte del cambio. El éxito de las firmas de gestión de activos será mayor si son capaces de proporcionarles las herramientas adecuadas para hacerlo en el momento perfecto.
Tribuna de Morgane Delledonne, directora de análisis de Global X ETFs.