Un próspero crecimiento económico, una crisis financiera histórica, un fuerte liderazgo europeo, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, una pandemia.. Los 16 años de Angela Merkel al frente del gobierno alemán -cuatro legislaturas- han dado para mucho. Ahora, la política europea dejará su cargo tras las elecciones de este fin de semana, que están pasando desapercibidas para los inversores y los mercados financieros.
Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija de M&G, advierte de que esto podría ser contraproducente, ya que, a juzgar por los últimos sondeos de opinión, se avecina un cambio en la política alemana. Las últimas encuestas sugieren múltiples opciones de coalición tras las elecciones del 26 de septiembre y surgiendo una coalición tripartita para Alemania, aunque la composición aún no está clara poco antes de las elecciones.
Según Hans-Jörg Naumer, director global de Mercados de Capitales y Análisis Temático de Allianz GI, “no solo se notaron fuertes oscilaciones en las encuestas durante los últimos meses, sino que la proporción de votantes indecisos también es significativamente más alta de lo habitual con más del 40%, según el Instituto Allensbach para la opinión pública”.
El foco está puesto en los tres partidos que van por delante en las encuestas, es decir, el SPD, la CDU/CSU y los Verdes. Tras dos de los tres debates televisivos programados, el 75% de los votantes parece haber tomado una decisión. Según el último análisis realizado por Erste Asset Management, a lo largo de la campaña electoral, los tres partidos principales, es decir, el SPD, la CDU/CSU y los Verdes, han pasado por una montaña rusa de confianza de los votantes.
Esto llevará a que Alemania se enfrente a un prolongado periodo de creación de coaliciones, ya que es inevitable que se produzcan discusiones en torno a las compensaciones entre la disciplina fiscal y el aumento de las inversiones públicas. “Aunque es algo inusual en las elecciones alemanas, sigue habiendo una gran incertidumbre sobre el resultado, si bien, independientemente de quién forme el próximo gobierno de coalición, esperamos que mantenga la disciplina fiscal al tiempo que intensifica los esfuerzos para abordar la brecha de inversión a largo plazo”, explica Eiko Sievert, director de Scope Ratings, director de Scope Rating.
Respecto a las necesidad de inversión, añade que es un reto crítico para el país. “El potencial de crecimiento a medio plazo, del 1,1%, se sitúa notablemente por debajo del de otros países con calificación AAA, como Austria (1,6%) y Suecia (1,8%). Durante más de 20 años, Alemania se ha quedado por detrás de sus países comparables con calificación AAA en cuanto a inversión neta del sector público y privado, debilitando un importante motor de crecimiento de la economía. La inversión neta anual del sector público se estancó en torno al 0% del PIB de media en los 25 años anteriores a la pandemia y, aunque ha aumentado hasta alrededor del 0,4% desde la crisis, sigue estando muy por debajo del 1,4% de otros países con calificación AAA”, afirma.
En opinión de Stefan Rondorf, Senior Strategist, Global Economics & Strategy de Allianz GI, “los mercados están particularmente interesados en ver hasta qué punto el nuevo gobierno mantendrá la política fiscal conservadora y cómo será la política climática. El precio del CO2 para los consumidores alemanes, puede ofrecer la primera pista al respecto. Esperemos que la formación de un gobierno, con seguramente tres socios de coalición necesarios, no resulte excesivamente larga y complicada”.
Desde Amundi añaden que el nuevo gobierno alemán tendrá que hacer frente a los retos económicos a corto plazo y a la necesidad de una transformación económica a largo plazo. “En el plano económico, no cabe esperar cambios bruscos, ya que las opiniones de los principales partidos no están especialmente alejadas en la mayoría de los temas económicos y la lógica de la coalición implica decisiones basadas en el consenso. Es probable que haya más apetito por el gasto fiscal que en la época anterior al COVID-19 debido a la necesidad de una mayor inversión pública. Al margen, la naturaleza de la coalición será importante para determinar la velocidad con la que Alemania vuelva a tener un presupuesto equilibrado, así como en lo que respecta a los detalles de las prioridades en materia de impuestos, gastos y reformas”, explican.
Las claves de las elecciones
Desde Erste Asset Management sostienen que según la coalición que gane, un aspecto tan fundamental como la política fiscal podría variar considerablemente. “Si el aumento de las encuestas de los partidos de centro-izquierda se confirma en las elecciones, sus programas podrían reflejarse de forma más significativa en el futuro acuerdo gubernamental. Los posibles efectos son una política fiscal más expansiva, por un lado, y una mayor atención a los aspectos sociales, como el aumento del salario mínimo o las transferencias”, apunta la gestora en su análisis.
Además, considera que una política fiscal flexible seguiría apoyando el crecimiento económico. “Las empresas se enfrentan actualmente a cuellos de botella en las entregas, lo que en los últimos meses ha llevado a una capacidad limitada y a notables subidas de precios en muchos ámbitos. Un nuevo aumento de los precios de los bienes y servicios (por ejemplo, como consecuencia de la subida del salario mínimo) podría alimentar aún más los temores de inflación, influir en las expectativas de futuras negociaciones salariales y, en última instancia, provocar un aumento de las expectativas de rendimiento en los mercados de capitales. Hay que esperar a ver qué impacto tendrá el sucesor de Angela Merkel en el discurso político y en el proceso de toma de decisiones a nivel europeo. Muchos problemas en el horizonte requerirán un esfuerzo europeo concertado; la ideología política del futuro jefe de gobierno desempeñará un papel más o menos importante en las negociaciones para dicho esfuerzo concertado”, añade.
Según explica Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments Partners, existen notables diferencias en materia de impuestos entre los partidos relevantes. «Los programas electorales de los conservadores y los liberales prevén importantes recortes de impuestos (principalmente mediante la supresión total del recargo de solidaridad). Por el contrario, el SPD y los Verdes pretenden reducir los impuestos sólo para las rentas más bajas, mientras que los aumentan para las rentas más altas e introducen un impuesto sobre el patrimonio», apunta.
“Si Olaf Scholz, el candidato del Partido Socialdemócrata a la Cancillería de Alemania y actual favorito en las encuestas, sustituye a Angela Merkel tras las elecciones, esto tendría un impacto significativo en la postura de la política fiscal alemana. El programa electoral de los socialdemócratas deja claro que el partido de Scholz considera que la austeridad fiscal es el camino equivocado en el entorno post-COVID. Dentro del marco constitucional alemán, los socialdemócratas podrían intentar agotar todas las posibilidades de aumentar los niveles de deuda para financiar el gasto público. Por lo tanto, los inversores en bonos deberían prepararse para un aumento de los niveles de emisión de deuda pública alemana que podría presionar al alza los rendimientos del Bund”, añade Bauer.
Otro punto común será la necesaria inversión en infraestructuras. Según Wolburg, la insuficiencia de las infraestructuras alemanas es una cuestión pendiente desde hace tiempo. “Es un factor que contribuye al desvanecimiento del brillo de Alemania si no se aborda. Las estimaciones del déficit de infraestructuras se sitúan entre 450.000 y 500.000 millones de euros. Todos los partidos quieren abordar el tema de la inversión pública, aunque en distinto grado. Los conservadores son los menos decididos en cuanto a cifras y quieren centrarse en la digitalización y la modernización de la administración. En cambio, los Verdes se proponen realizar inversiones públicas adicionales de 500.000 millones de euros en los próximos diez años”, explica Wolburg.
Por su parte, François Rimeu, estratega senior de La Française AM, señala que el resultado más importante de las elecciones federales alemanas es que los Verdes están presentes en todas las coaliciones y, por lo tanto, tendrán un papel muy importante en el futuro Gobierno, lo que podría tener varias consecuencias.
“Los Verdes son partidarios de adoptar una postura contraria a Rusia y China. Además, podrían impulsar grandes inversiones en energías renovables, muy necesarias teniendo en cuenta que Alemania depende en gran medida de los combustibles fósiles. Han mencionado que quieren garantizar la transición a una economía de cero emisiones con un 100% de energía renovable para 2035. También pretenden que los coches eléctricos sustituyan a los de combustión para 2030”, explica Rimeu.
Hugo Le Damany, economista de AXA Investment Managers, advierte de que «las elecciones alemanas marcarán el tono fiscal de la eurozona» ya que «la coalición más probable (SPD/Verdes/FDP) aúna posiciones opuestas en materia de política fiscal y económica». Le Damany explica que «el SPD y los Verdes defienden una mayor redistribución, un aumento de los impuestos sobre las rentas más altas, un incremento de los salarios mínimos, una gran inversión pública para financiar la transición energética neta cero y reformas fiscales a nivel nacional y europeo», y, de manera opuesta, «el FDP es más conservador desde el punto de vista fiscal y defiende una plataforma más libertaria.
El impacto de las elecciones
Sievert va un paso más allá y argumenta que el enfoque del país hacia la consolidación fiscal y la modernización de su economía sentará las bases para el debate dentro de la UE sobre la posible reforma, en su caso, del Pacto de Estabilidad y Crecimiento hacia un planteamiento más flexible.
Pese a que los retos que tendrá que afrontar el nuevo gobierno son relevantes, el impacto de las elecciones sobre los valores parece tener poco recorrido. “Si nos remontamos al desarrollo del DAX desde sus inicios y alrededor de los días de las elecciones, aparte quizás de las elecciones de los 80, apenas tiene vida propia. El rendimiento muestra pocas desviaciones en comparación con el MSCI Europe y el MSCI World tres meses antes y después de las elecciones. Con esta elección, también la economía, la política monetaria y la situación en general en los mercados de capitales internacionales deberían dominar a medio y largo plazo. Y también podría ser el caso en esta ocasión”, explica Naumer.
“El mercado de valores, nacional e internacionalmente, hasta ahora casi no se ha dado cuenta de las elecciones federales. En el ámbito internacional, no es de esperar que se produzcan efectos mayores. Este solo sería el caso si se llegara a una alianza que, por ejemplo, cambiara la situación geoestratégica de Alemania, lo que sería una señal claramente negativa para las bolsas de valores. Esto no se puede descartar, ya que tanto el candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, como la candidata de verde, Annalena Baerbock, han mantenido abiertas las opciones sobre una coalición con el partido Die Linke. Este último está a favor de que Alemania abandone la OTAN”, añade Naumer.
Según Ismael De La Cruz, analista de Investing.com, en lo referente a la reacción de los mercados y quienes pueden salir favorecidos o perjudicados, apunta que en el caso de un acuerdo entre el SPD y los Verdes sería bien visto por el euro porque un gasto y un endeudamiento estructuralmente mayor elevarían los rendimientos de los bonos y, al mejorar potencialmente las perspectivas de crecimiento económico, también la divisa comunitaria.
“Por sectores, las empresas de energía eólica y solar deberían beneficiarse junto con el sector automovilístico. Respecto a compañías, salen ganando Siemens Gamesa, Infineon, Knorr-Bremse , Vestas, Volkswagen y Wacker Chemie. En el otro lado de la balanza, como perjudicados estarían Covestro, Deutsche Wohnen, Flughafen Zurich, Johnson Matthey, Lufthansa, Rheinmetall, Sandvick, RWE y Vonovia. No sería bien visto por las eléctricas (podrían anticipar el proceso de descarbonización) e inmobiliarias (por las medidas que quieren implementar para regular los precios del alquiler de viviendas)”, afirma De La Cruz.
El último informe de Deutsche Bank, realizado por el CIO Ulrich Stephan, coincide en que, en todos los escenarios, es probable que la nueva coalición dirija el gasto hacia dos áreas principales: la lucha contra el cambio climático y el impacto de la pandemia de coronavirus. “Si se emiten más bonos del Estado a nivel nacional para financiar esos proyectos y medidas, esto afectaría a los rendimientos del Bund. La emisión de bonos paneuropeos para financiar el plan de recuperación también podría afectar la calificación de la deuda del Estado alemán”, apunta.
«Estas elecciones son un hito importante para Alemania, y muchos seguirán de cerca el resultado. Para los inversores, será una de las elecciones menos conflictivas de la región, pero hay algunos resultados posibles que podrían asustar a los mercados. Una coalición muy orientada a la izquierda que incluya a LiNKE es la principal preocupación, pero otras opciones más favorables al mercado parecen más probables. Si las encuestas no se equivocan, esperamos que la política fiscal sea más expansiva en los próximos años, con una mayor inversión en servicios públicos e infraestructuras. También esperamos ver una relajación en la relación con Europa, y una mayor apertura hacia la integración de la UE», resume Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders.
Balance de la era Merkel
Angela Merkel llegó a la cancillería en 2005 y heredó una economía débil: el país había incumplido reiteradamente los límites de deuda del Tratado de Maastricht; la ratio de deuda se elevaba al 67 % del producto Interior Bruto (PIB); y la tasa de paro era elevada. Merkel enmendó la situación hasta que se topó con la crisis financiera de 2008-2009. La economía alemana se recuperó y revalidó el mandato de Merkel, que ganó las elecciones de 20213 con holgura.
“A partir del 15 de septiembre de 2008, con la quiebra del banco de inversiones Lehman Brothers, el estallido de la crisis económica y financiera reclamó su atención. Los nuevos órdenes de magnitud para combatir la crisis se convirtieron en un elemento permanente de los recursos a disposición de la canciller de las crisis: desde la Ley de Estabilización del Mercado Financiero en octubre de 2008, que, con un volumen de 500.000 millones de euros, era la ley más cara de la historia de la República Federal de Alemania, hasta el paquete de estímulo económico de la UE de 750.000 millones de euros para hacer frente a la crisis del COVID-19. En la legislatura de 2013, la política económica se centró principalmente en una política de distribución”, explica Julian Marx, analista de Flossbach von Storch.
En opinión del analista, Merkel ha sido la canciller de los grandes proyectos: “Aunque en la era de Merkel se ha logrado elevar la prosperidad de los alemanes, la introducción de una unión de transferencias no será la única carga para su sucesor. El tema de la jubilación se ha convertido en un proyecto de envergadura. Debido a la evolución demográfica, la pensión legal, conforme a la cual los cotizantes financian las rentas a los pensionistas, cada vez es más frágil”.