El proceso de internalización de China ha sido muy exitoso y acelerado. En la parte comercial se intensificó a partir de su entrada a la Organización Mundial de Comercio en 2001. En 2020 fue el país que más exportó en el mundo y el segundo con mayores importaciones. Su participación en la economía mundial también la incrementó con la inversión extranjera.
China aceptó la inversión extranjera directa (IED) a partir de 1980, y había restricciones en cuanto a sectores y zonas geográficas y tenía necesariamente que ir asociada con empresas chinas, la mayoría propiedad del estado. Con el tiempo, flexibilizó esas restricciones y actualmente las empresas transnacionales pueden invertir sin contar con un socio chino. En 2020, China fue el primer destino de IED mundial. Los sectores que aún están vetados a la inversión extranjera son telecomunicaciones, transporte aéreo y marítimo, finanzas, servicios públicos y medios de comunicación.
De manera paralela, China salió a invertir en otros países, en magnitudes tales que en 2019 después de Estados Unidos es el país que realiza más inversiones en el exterior, aunque la IED que sale aún es menor a la que recibe. Se estableció toda una estrategia para incentivar a las empresas chinas a salir a invertir en el extranjero. Entre los instrumentos utilizados se encuentran los beneficios fiscales, financiamiento público y créditos subsidiados. Al principio, el objetivo de las inversiones chinas era asegurarse el abasto de materias primas, el acceso a otros mercados para sus productos, así como a modalidades avanzadas de producción y tecnología de punta. En 2017 establecieron controles a la IED de salida y redefinieron sus sectores prioritarios, entre los que se encuentran energía, infraestructura, servicios públicos, servicios financieros, logísticos y alta tecnología. Contrasta que el gobierno de China desee que sus empresas realicen inversiones en el extranjero en sectores en los cuales ellos no les autorizan participar a las trasnacionales de otros países. De manera complementarias la estrategia de internacionalización también se ha basado en los contratos de construcción, donde el Banco de Desarrollo de China ha financiado varios proyectos y en ocasiones el financiamiento lo realiza de manera indirecta vía la empresa china directamente a la compañía del país donde se realizará el proyecto, primordialmente de infraestructura, como son hidroeléctricas, puertos, carreteras y servicios públicos.
Buena parte de la IED china la realizan empresas de propiedad del gobierno y su estrategia ha sido a través de fusiones y adquisiciones, principalmente en los países más desarrollados, y con proyectos nuevos. Eurasia es el principal destino de la IED relacionada con infraestructura y servicios públicos.
La incursión de la IED de China en alta tecnología, cibernética y de telecomunicación han generado un enfrentamiento con los Estados Unidos, quien ha limitado la participación de extranjeros en algunos sectores que se consideran que ponen en riesgo la seguridad cibernética y nacional, pudiendo facilitar operaciones de espionaje, especialmente si las empresas están ligadas a gobiernos de otros países, que es el caso de una buena cantidad de las trasnacionales chinas. De la misma forma, a partir de 2019 en Europa han aparecido restricciones a las IED en campos similares y por el mismo tipo de razones. Pero estas medidas también reflejan una disputa por el liderazgo mundial en materia de alta tecnología entre China y Estados Unidos, las dos economías más grandes del mundo, buscando la hegemonía tecnológica. En ese contexto se ubican las limitaciones que ha enfrentado Huawei, el principal proveedor mundial de equipos de telecomunicación, que además construye infraestructura de telecomunicación y ofrece servicios operativos. Estas restricciones, aunado a los controles que China impuso a sus trasnacionales en las inversiones extranjeras, explican la causa de que de 2017 a 2019 la IED China haya disminuido consistentemente.
El objetivo de China de convertirse en líder mundial en temas cibernéticos y tecnologías emergentes hará que la IED sea uno de los instrumentos que le contribuya su expansión digital. Las fusiones, adquisiciones o asociación con socios locales le permitirán expandirse de manera más eficiente en los mercados nacionales o regionales objetivo. Lo que seguramente generará conflictos con Estados Unidos aunque la IED se realice en otros países.
Columna de Francisco Padilla Catalán