En 2013, empezamos a hablar de la “japonización” de Europa (por similitud con las tasas de crecimiento persistentemente bajas, inflación baja y los tipos de interés bajos de Japón). Mucha gente nos tomó por locos, pero se ha demostrado que teníamos razón. Hace ya algún tiempo que coincidimos con Larry Summers en su radiografía de un estancamiento secular del mundo (antes del COVID-19), por motivos hoy de sobra conocidos: exceso de deuda, demografía, tecnología y escasa productividad.
La crisis del COVID-19 ha acelerado obviamente muchos de los problemas estructurales que afronta el mundo. Los comportamientos han cambiado, muchos de forma permanente, y otros solo temporal. Un ejemplo de un significativo cambio estructural es la tendencia a favor de los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), que antes del COVID-19 empezaban a adquirir masa crítica y ahora han crecido exponencialmente.
Como gestores de bonos, debemos evaluar qué implican todos los cambios que impactan no solo sobre nuestras carteras, sino también sobre nuestras vidas. Creemos que el futuro tenderá más hacia la deflación con rendimientos de bonos más bajos, no más altos. Parte de este cambio es definitivo; no hay vuelta atrás al modo antiguo de hacer las cosas. Las disrupciones probablemente solo harán más evidente quiénes son los ganadores y los perdedores, erosionarán los márgenes y concentrarán el limitado crecimiento en una menor cantidad de empresas estadounidenses más dominantes.
Siempre intentamos fijarnos en hacia dónde va el mercado, no solo dónde se encuentra. La obsesión actual con cierta inflación inevitable y transitoria esperada a causa de los cuellos de botella en los inputs representa, en nuestra opinión, un pequeño obstáculo para el mercado de bonos, de envergadura modesta y ya puesto en precio, si se compara con las crecientes fuerzas seculares disruptivas que hoy más que nunca estamos enfrentando.
En los siguientes apartados, daré mi opinión sobre los cambios que vemos en el mundo. Advertencia: no esperen un mensaje demasiado alegre.
Los nuevos patrones de consumo están impactando en los ingresos
A finales de abril regresé presencialmente a la oficina tras 14 meses trabajando a distancia. De hecho empecé a trabajar desde casa una semana antes que mi equipo, ya que a finales de febrero de 2020 viajé por trabajo a Uruguay. No puede evitar reírme el otro día cuando todos recibimos un correo electrónico de “simulacro” que especificaba cómo actuar en caso de desastre. ¿Acaso la estresante experiencia que acabamos de vivir no nos ha enseñado lo insuficiente que puede resultar un sitio formal de recuperación ante desastres? Pero lo cierto es que el trabajo virtual puede florecer.
Las personas somos animales de costumbres; por ejemplo, tomarnos un café cortado (y a menudo un almuerzo económico) a diario en la cafetería de la planta baja de nuestro edificio. Se da ya por hecho que la mayoría de nosotros trabajará dos o tres días por semana en la oficina; eso implica que los ingresos de la cafetería previsiblemente caerán un 40 % y dejará de ser viable. ¿Quién va a costear el alquiler de ese espacio? Sin duda, el propietario puede revocar el contrato con el inquilino actual y dejar el espacio vacío, pero es más probable que mantenga al inquilino y pacten un nuevo alquiler justo y equilibrado, quizá basado en el volumen de facturación. Todo esto se dilucidará crucialmente en los próximos dos meses a medida que terminen las moratorias del pago de los alquileres (por ejemplo, en el Reino Unido esto sucederá el 30 de junio). Así, los flujos de caja de los propietarios probablemente caerán de forma significativa (muchos fondos de pensiones son, como es sabido, propietarios de inmuebles). En general, habrá profundas repercusiones en términos de flujos de caja para las empresas de servicios que operan en las zonas céntricas de negocios de cualquier ciudad, por no hablar de los ingresos de los fondos de pensiones.
El horizonte no demasiado prometedor para el comercio minorista físico
Una reciente encuesta realizada por The British Retail Consortium reveló que el 14 % de los locales de las zonas comerciales (tiendas físicas) en el Reino Unido se encuentran desocupados, y la proporción de espacios vacíos en los centros comerciales ha alcanzado el 18,4 %, aunque la tasa de tiendas desocupadas en las galerías minoristas es solo del 10,6 %. Estas tendencias no eran demasiado buenas antes del COVID-19, pero han empeorado mucho más con el cambio en los patrones de consumo.
Yo siempre he considerado la mayor parte de las tiendas como una actividad no esencial, pero en las pocas ocasiones en que he ingresado a una, la respuesta que he recibido ha sido que no tenían mi talle y que buscase online. El Reino Unido lidera el mundo en algunas cosas, y una de ellas es la compra por Internet. El gráfico 1 muestra la espectacular aceleración de las compras online debido a el COVID-19. En palabras de Deutsche Bank, “una década de Amazonización en el lapso de unos pocos meses1”. El resto del mundo solo puede tratar de no quedar atrás. Curiosamente, nunca he vuelto a esas tiendas que me recomendaron buscar online.
La lista de cambios de comportamiento que están impactando en los hábitos de consumo es ilimitada, y en cierto modo todos estamos contribuyendo a ese cambio. Yo no soy muy aficionado a llevar barba o bigote, pero me estoy afeitando la mitad de lo que solía hacerlo antes de la COVID-19; así que debo de estar consumiendo muchas menos cuchillas de afeitar. No gasto en trajes a medida elegantes o en camisas formales (ahora los necesito menos), ni siquiera en tintorerías (estas últimas se vieron especialmente castigadas cuando se prohibió generar humo o vapor en el Reino Unido, por razones obvias). Por cierto, tengo a la venta una estufa de exterior, si hay algún interesado. Funcionó de maravilla cuando nuestro equipo celebró el tradicional lunch al aire libre en diciembre.
El futuro de las oficinas y de los medios de transporte para llegar a ellas
¿Necesito comprar el bono anual de tren (Transport for London ya perdió 2000 millones de libras respecto de sus ingresos presupuestados)? Jenna (Barnard) y yo viajábamos una vez por trimestre a Jersey para asistir a la reunión del consejo. Hace años probamos a usar la videoconferencia, pero la calidad del sonido era horrorosa y la conexión se cortaba. Sin embargo, el archipopular Zoom es extraordinario y probablemente nos ahorre muchos viajes a Jersey y otros lugares.
Con el COVID-19 hemos visto lo fácil que es trabajar desde casa. Barbados ofrece permisos de trabajo durante un año para cualquiera que trabaje desde la casa. Dado el espantoso clima primaveral de Londres, tal vez deberíamos haberlo probado. Según el informe de Deutsche Bank “Labor supply is going up, up, up”, la digitalización de la fuerza de trabajo podría llevar a su expansión y previsiblemente reducirá los costes. Como se dice en el informe, Australia ha registrado un repunte de la participación en el mercado laboral impulsado por las mujeres, para quienes las ventajas de la jornada flexible pueden ser mayores. Quizá la deslocalización de todos nuestros empleos —y no solo de los centros de llamadas a la India— permita una mayor participación laboral, lo cual reducirá el crecimiento de los salarios.
Pensemos en la demanda de oficinas; HSBC ha afirmado que su demanda de espacio de oficinas este año es un 20 % menor, y será un 40 % más baja a un plazo más largo2. En el distrito central de Londres ya se veían muchos carteles de locales disponibles antes de la COVID-19. Los optimistas parecen pensar que algunos los ocupará WeWork (oficinas de trabajo compartido) y que el resto se destinará a fines residenciales. Yo lo dudo. Lo más probable es que sigan vacíos.
HSBC también espera reducir a la mitad su presupuesto para viajes de trabajo2. Esto es brutal, ya que quienes verdaderamente contribuyen a las ganancias de la mayoría de las líneas aéreas son los viajeros de clase business. Casi todos los A380 de dos pisos de Emirates ya permanecían en tierra antes del COVID-19… ¿y lo que de verdad nos preocupa es que el encarecimiento de las tarifas aéreas afecte al índice de precios al consumo?
Cambio en los hábitos de ocio
Los cines son un ejemplo típico y claro del cambio estructural. Se trata de negocios con elevados costos fijos que dependen mucho de la llegada de películas con gran impacto comercial y del tiempo de diferencia entre su estreno en las salas de cine y su disponibilidad en las plataformas de streaming/DVD. Ese tiempo se ha reducido cada vez más con los años y durante la pandemia llegó incluso a desaparecer.
Así, nuevamente, la dirección de los acontecimientos no se puede calificar como sorprendente, pero su ritmo sí se ha acelerado debido a el COVID-19. Disney+ ha empezado a estrenar directamente en streaming, lo que tiene enormes consecuencias para los cines AMC entre otros (los cines AMC, por supuesto, junto con los cruceros Carnival Cruises, se convirtieron en la imagen emblemática para las ayudas con “financiación transitoria” cuando más azotaba la crisis). Amazon acaba de publicar sus resultados, en los que se destacan los 50 millones más de suscriptores a Prime video y el repunte del 70 % en la demanda de streaming respecto al año pasado.
Los márgenes de los gimnasios y los entrenadores personales se han visto naturalmente erosionados. La mayoría de las clases online son gratuitas o muy baratas. Por cierto, el costo de las mancuernas se ha disparado con el aumento de la gente que ha empezado a hacer ejercicio en casa. Cuatro de las seis personas que integran nuestro equipo se han comprado bicicletas fijas Peloton en el último año, lo que supone decir adiós para siempre a la cuota de suscripción al gimnasio.
Además, dentro del equipo, todos hemos adquirido pantallas extra, auriculares y cámaras web, pero ¿los seguimos necesitando? Las exportaciones de China a EE. UU. han aumentado un 30 % respecto a hace dos años. Dudamos que esto sea sostenible, dado que el considerable gasto en artículos para el hogar, en gran parte de carácter puntual, está regresando ahora a los servicios. Dicho esto, la gente no se cortará el pelo dos veces para compensar el no habérselo cortado durante el confinamiento, así que parte de este gasto se ha perdido para siempre. Los recientes cuellos de botella en las cadenas de suministro no son una gran sorpresa, pero no deberían confundirse con un cambio estructural en la inflación.
Por último, leí en un artículo que más de tres millones de hogares británicos han adquirido mascotas durante la pandemia3 (desconocía el significado de la palabra “humanización”; mis amigos me dicen que sus perros les hablan, pero yo no estoy tan seguro). El mismo artículo afirma que la mitad de los nuevos propietarios de mascotas británicos tienen menos de 34 años. La Oficina Nacional de Estadística ha añadido incluso las golosinas para perros a la canasta de la inflación del Reino Unido: ¡guau! Determinados negocios y vehículos de inversión relacionados con las mascotas se han beneficiado de esta tendencia. Un fondo de inversión de la bolsa especializado en el sector de los cuidados para mascotas, por ejemplo, superó al Nasdaq en el periodo de 12 meses finalizado en mayo4 (recordatorio: los perros no son solo para la época de confinamiento).
Valores familiares y todavía más cambios sociales
Por momentos, tengo la sensación de que el mundo simplemente gira demasiado rápido. El ritmo del cambio provoca escalofríos. La vida media de las empresas del índice S&P 500 se ha acortado drásticamente. Creo que quizá la pausa nos ha venido bien para percatarnos de que no somos hámsteres en una rueda; que la vida familiar y las amistades son esenciales.
En esa línea, Bloomberg publicó un artículo sobre cómo un número notable de estadounidenses adinerados han optado recientemente por jubilarse5, y sabemos que los “millennials” (o la generación Y) tienen un sistema de valores muy diferente al de la generación X (uno de los cuales cumplió 51 el 9 de mayo). Los asesores financieros también indican que están observando un actitud de “disfrutar del momento” entre los clientes de gran patrimonio.
Pero las diferencias están creciendo. El economista francés Thomas Piketty habla de desigualdad intergeneracional, concepto que define como el hecho de que algunas personas afortunadas (solo) adquirirán su riqueza en la “sociedad hereditaria” en la que vivimos, mientras otras solo pueden aspirar a devolver sus préstamos estudiantiles, y ni sueñan con poder comprar su primera casa.
También sabemos que el COVID-19 ha azotado con especial dureza a los sectores más desfavorecidos y a las comunidades negras, asiáticas y otras minorías étnicas. La actual «inflación de las materias primas” hará que la canasta semanal de alimentos salga más cara. El gráfico 2 muestra la evolución alcista del precio de la canasta de alimentos. El presidente Biden está tratando de reducir el grado de desigualdad en la sociedad estadounidense, pero el COVID-19 ha hecho más visibles que nunca las enormes disparidades, ilustradas en la denominada recuperación en forma de K.
Los trabajadores con contratos de cero horas (lo que suele llamarse el “precariado”) son también más vulnerables. Recomiendo la nueva película de Ken Loach “Sorry I missed you” (disponible en Amazon Prime, lo cual no deja de ser irónico), sobre las penurias que vive un trabajador de reparto con contrato de cero horas… Muy triste.
Es la adopción extra de tecnología lo que está acelerando el ritmo del cambio. La inteligencia artificial (IA), las estrategias smart beta, los fondos de inversión en la bolsa (ETF), las impresoras 3D, la robótica, los algoritmos, sin siquiera mencionar el blockchain y el dinero digital, diría que son predominantemente deflacionistas, crearán disrupción en la sociedad y profundizarán aún más la desigualdad.
En algunos sectores la disrupción es bienvenida, como en las finanzas. La sanidad también está realizando grandes progresos en este sentido. Yo estoy suscrito a Babylon, el médico por video online del sistema británico de salud (NHS); no se me ocurren muchas medidas más eficientes que esa. La suscripción es gratuita y las pruebas han demostrado que sus sistemas expertos son más precisos que el médico medio a la hora de diagnosticar muchos síntomas.
Seamos prudentes y no nos dejemos engañar por un bienvenido reflejo reflacionista.
Impacto demográfico
Quizá hubiera sido lógico esperar un mini “baby boom” debido a la COVID-19, pero en realidad lo que ha sucedido es lo contrario, un denominado “baby bust”. Durante la pandemia, la gente se ha vuelto comprensiblemente más precavida sobre el futuro; los afortunados que han conservado su empleo han ahorrado mucho de sus ingresos, en parte por elección y en parte por imposibilidad de gastarlos. Los franceses han sido históricamente uno de los países más procreadores de Europa; sin embargo, los datos de enero de 2021 muestran una caída de los nacimientos de un 13 % en dicho país con respecto al periodo anterior. El año pasado, la tasa de natalidad descendió un 4 %, la mayor caída en un solo año desde hace casi medio siglo, lo que llevó la tasa de fertilidad a 1,6 (nacimientos por mujer), el nivel más bajo desde que hay registros6.
Los paralelismos con Japón eran vistos por muchos como una crítica, pero la gente olvida que el producto interior bruto (PIB) per cápita de Japón —en nuestra opinión, una medida más representativa del éxito que el crecimiento total del PIB— ha sido bastante respetable en las últimas dos décadas. En la actualidad, la población del país se contrae a un ritmo de medio millón de personas cada año, desde una base de 126 millones, y la tasa de fertilidad es de 1,4.
La migración también se ha visto significativamente reducida debido a la COVID-19. Australia había sido un modelo de éxito de la inmigración: cada año atraía alrededor de 300 000 jóvenes con buen nivel de educación y que formaban familias, producían y consumían y, por tanto, contribuían al crecimiento del país. Más recientemente, estos niveles han caído en un 70-80 % según las estimaciones7. Nueva Zelanda y Canadá, entre otros, han tenido grandes descensos de inmigrantes. Esto tendrá efectos apreciables en su potencial de crecimiento a largo plazo.
Además, cabe suponer que los niveles de movilidad podrían verse afectados, dado que algunos países, incluidos Australia y Nueva Zelanda, han cerrado sus fronteras. El Reino Unido ha perdido hasta 1,5 millones de trabajadores en los dos últimos años, principalmente debido al Brexit, pero más recientemente también por la COVID-19. ¿Se recuperarán estos empleos? Algunas fuentes estiman que aproximadamente la mitad de ellos sí lo harán. Esperemos que sea así.
Consideraciones finales: seguir siendo fieles a los ganadores estructurales
El cambio cíclico divide las empresas en categorías de crecimiento y valor, pero el cambio estructural las divide en un bando ganador y otro perdedor. Y los perdedores no “revierten a la media”, sino que quiebran. Lamento si esto suena desolador; es simplemente la realidad de un mundo crecientemente distópico. Uno de nuestros grandes clientes londinenses me llama “John el triste”, y tiene sus razones, supongo.
No nos dejemos llevar por el reflation trade cíclico e inevitable; intentemos pensar un paso más adelante y anticiparnos a las tendencias estructurales más amplias y persistentes que están impregnando todas nuestras vidas. El COVID-19 simplemente ha acelerado las fuerzas estructurales a las que nos enfrentamos, así como el ritmo del cambio estructural digital para nuestras inversiones en bonos.
Evitaremos caer en trampas de valor cíclicas e ilusorias; así como en otras ilíquidas, exóticas o esotéricas. “No seas bobo, haz lo fácil” y compra bonos de ganadores estructurales. Preocúpate de protegerte de potenciales pérdidas, que el potencial alcista debería protegerse a sí mismo.
Tribuna de John Pattullo, codirector de renta fija estratégica de Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
1 Deutsche Bank Research, FX Blog, “Labor supply is going up, up, up”; 5 de mayo de 2021.
2 Bloomberg, “HSBC to Cut Office Space 20%, Reduce Business Travel by Half”, 27 de abril de 2021.
3 Financial Times, “‘Pet mania’ brings out animal instincts in eager investors”, 27 de abril de 2021.
4 Bloomberg, al 28 de mayo de 2021.
5 Bloomberg, “Affluent Americans rush to retire in new ‘life-is-short’ mindset”, 30 de abril de 2021.
6 The Guardian, “US birth rate sees biggest fall for nearly 50 years”, 5 de mayo de 2021.
7 Financial Times, “Sharp fall in global migration threatens economic recovery”, 9 de febrero de 2021.
Glosario:
Recuperación en forma de “K”: escenario inusual tras una recesión en la economía en la que ciertas industrias y personas salen de la recesión, mientras que otras se estancan. La recuperación en forma de “K” es la forma en la que se vería representado en un gráfico sobre la situación general de la economía un periodo de recuperación.
Precariado: clase de trabajadores definida de muchas maneras, como por ejemplo por la inestabilidad e inseguridad de sus empleos y la falta de beneficios, como pensiones laborales y vacaciones pagadas.
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