El auge de las SPAC confirma el atractivo que supone cotizar en Nueva York a través de las llamadas “empresas cheque en blanco”. Desde que reaparecieron en la escena financiera en 2020, han ganado popularidad más allá de su uso en Estados Unidos. En opinión de la firma Morrow Sodali, consultora especializada en los procesos de SPAC, el uso de esta figura se extenderá con fuerza por otros mercados.
En su opinión, el interés por las SPAC continuó durante el primer trimestre de 2021, periodo en el que salieron a cotizar 320 nuevas recaudando un total de 88.500 millones de dólares. Pero además, este tipo de compañía comenzó a emerger en otros mercados internacionales.
El último análisis GAM Investments destacaba que el verdadero problema con las SPAC, y en particular el que se produjo en el primer trimestre de 2021, son los frenesíes de compra en el vehículo cotizado de la SPAC que, en algunos casos, multiplicaron los precios de las acciones sin ningún objetivo identificado. “Por ejemplo, el simple anuncio sobre la intención de la fusión de una SPAC con una empresa del sector de vehículos eléctricos sería capaz de provocar tal subida en la cotización. Las SPAC se emiten a 10 dólares por acción en EE.UU. y teniendo en cuenta los gastos del patrocinador, el efectivo real por acción se acerca a los 8-8,5 dólares. En el momento de la cotización, el valor tangible de la SPAC se limita a este valor. Puede que cuente con un equipo de gestión de gran prestigio y, en algunos casos, con algunas celebridades de alto nivel como inversores, pero el valor tangible no alcanza los 10 dólares por acción”, explicaba en su análisis.
En este sentido, desde Morrow Sodali reconoce que el modelo de las SPAC necesite “ciertas modificaciones” para tener en cuenta las diferencias culturales si desea tener un desarrollo tan exitoso fuera de EE.UU. “Hay una serie de razones por las que las SPAC podrían preferir cotizar en Europa frente a EEUU; como razones de índole fiscal, regulaciones o ciertas prácticas de gobernanza”, sin embargo dichas motivaciones no son las únicas diferencias existentes entre los dos entornos”, señala Borja Miranda, Head of M&A and Activism para Europa de Morrow Sodali.
Según Miranda, debido al perfil de los inversores y las tendencias de gobernanza, para ver a las SPAC despegar realmente en Europa, puede ser necesario adoptar prácticas significativamente diferentes.
“El papel de los accionistas minoristas es otro factor diferenciador entre Europa y EE.UU. y éste último es un mercado mucho más amplio no sólo en términos de inversores institucionales, sino también de accionistas individuales. En Europa, donde los pequeños inversores participan en el mercado principalmente a través de vehículos como los fondos de inversión, no se espera que el inversor particular juegue un papel significativo como notoriamente ha sido en algunos casos en EE.UU.”, añade.
Por ahora, las SPAC que cotizan en Europa son en su mayoría relativamente pequeñas y no ha habido ninguna que haya catapultado realmente el interés del público llevando a los inversores a pensar “esto es realmente interesante, quizás las SPAC sean el futuro”, señala Miranda. Pero el experto considera que esto puede cambiar en cualquier momento, y “los países de todo el mundo ya están preparando el terreno para que eso pueda ocurrir”.
Para Kevin Kelly, Head of SPAC Services, el actual desarrollo del mercado de SPAC de los EE.UU. podría repetirse, a su debido tiempo, en otros lugares. «Sin embargo, mientras EE.UU. continúe presentando SPAC con menos riesgo y menos regulaciones que en cualquier otro lugar, es probable que mantenga su posición dominante”, concluye.