«El miedo hace que el lobo parezca más grande de lo que es». Durante años, algunos inversores y muchos miembros de los círculos de gobernanza han mostrado su aversión a las empresas dirigidas por sus fundadores. Cuando se trata de credenciales ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo), las agencias de calificación de terceros tienden a adoptar un enfoque más general cuando un fundador está al mando.
Como resultado, las puntuaciones ESG suelen ser bajas. En algunos casos, esto es comprensible. Este tipo de organización puede ser vulnerable al riesgo del «hombre clave», al sesgo de confianza, a una adaptabilidad potencialmente más lenta a los cambios del mercado, etc.
Sin embargo, aunque reconocemos estos riesgos, pensamos que un enfoque tan amplio pasa por alto las importantes diferencias entre las distintas compañías. Y, cuando se adopta una visión específica valor por valor, abundan las oportunidades de inversión. Sobre todo, en el sector de las pequeñas empresas europeas.
Fuerte herencia europea
Europa cuenta con una sólida herencia de empresas dirigidas por sus fundadores. Las empresas gestionadas por fundadores son compañías en las que la persona que inició el negocio participa en los niveles más altos de gestión. Por ejemplo, puede ser director general, presidente o miembro del consejo de administración. Desde el punto de vista de la resiliencia y la independencia de la gobernanza, este modelo de gestión puede parecer problemático. En particular, cuando el director general es también titular de una participación importante en el capital de la sociedad, esto le da un poder de voto de control.
Pero, ¿qué pasa con las empresas que cuentan con los mecanismos adecuados para garantizar la transparencia y una gestión prudente? En estos casos, solemos ver ejemplos de notable innovación y de aplicación de conocimientos de primera mano. Muchas de estas entidades tienen modelos de negocio de nicho que atienden a mercados y clientes específicos en áreas de rápido crecimiento como la automatización, el software y la biotecnología. En estos casos, las barreras de entrada suelen ser profundas y amplias, lo que se traduce en un crecimiento y unos beneficios resistentes.
“La propia piel en juego”
Quizás lo más importante es que los fundadores, por su propia naturaleza, son los creadores y transmisores de la visión y la estrategia de la empresa. Dedican su tiempo personal, su esfuerzo y, en muchos casos, su patrimonio vitalicio a la búsqueda del éxito. Su imagen es la cara de la empresa que se presenta al mundo. De hecho, suelen estar al frente de las interacciones con los inversores, desarrollando relaciones de confianza que son difíciles de construir, pero fáciles de romper. En resumen, los fundadores tienen «su propia piel puesta en juego».
Esto puede tener numerosas ventajas. Tomemos como ejemplo el caso de una OPV (oferta pública de venta) de una empresa de pequeña capitalización. Cuando sale al mercado, la comunicación, el compromiso y la interacción con los analistas son cruciales. Una vez más, el fundador tiene los conocimientos técnicos y la experiencia sobre el terreno para transmitir la historia de la compañía. Para los inversores, este tipo de información tiene un valor incalculable y ayuda a construir una imagen más detallada. Les permite comprar con mayor confianza.
Fuertes dinamizadores de la «cultura”
Además, los conocimientos y la experiencia únicos de los fundadores hacen que a menudo sean los más indicados para identificar y contratar a las personas clave. A lo largo de los años, hemos visto a muchos de estos empleados evolucionar y crecer a medida que se alinean con la visión y la estrategia a largo plazo de la organización. Una consecuencia natural de ello son las sólidas relaciones internas y el desarrollo de una fuerte cultura dentro de la empresa. No es de extrañar que muchas de estas personas acaben asumiendo funciones de liderazgo. Creemos que estos factores son importantes para el éxito general de una empresa.
Como inversores a largo plazo, a menudo encontramos que los intereses de un fundador están alineados con los nuestros. Es decir, buscan tomar las mejores decisiones posibles a largo plazo y crear valor para los inversores. Por lo general, los conocimientos, la experiencia y la pasión sin parangón de un fundador no tienen como objetivo los resultados a corto plazo, sino su visión a más largo plazo. Mientras que muchos gestores de compañías de primer orden se centran en la próxima temporada de resultados, los fundadores suelen pensar en décadas. No es de extrañar que muchos pasen las riendas a miembros de la familia para promover la continuidad, así como la estabilidad del proceso y la estrategia.
¿Cómo se traduce esto en la práctica?
Veamos dos empresas europeas de pequeña capitalización que ejemplifican esto que acabamos de comentar: Nemetschek y Teleperformance. La empresa alemana Nemetschek ofrece soluciones de modelado de información de edificios (BIM) a arquitectos, ingenieros y empresas de construcción. El BIM permite la digitalización completa de los procesos que intervienen en las fases de diseño, construcción y gestión. El objetivo de la organización es ayudar a sus clientes a crear edificios e infraestructuras más sostenibles, seguros y confortables. A su vez, Nemetschek espera que esto mejore significativamente la calidad de vida de las personas que utilizan los edificios, promoviendo así una comunidad sana y eficaz.
Teleperformance es un gestor francés de relaciones con el cliente. Su objetivo es ofrecer una experiencia de primera clase a los clientes a través de diversos canales, prestando servicios en 76 países y en 265 idiomas y dialectos. Recientemente también se ha introducido en el creciente mundo de la moderación de contenidos en línea, descubriendo noticias falsas para empresas de redes sociales y otras.
Aunque en campos diferentes, ambas tienen en común el espíritu y el empuje de sus fundadores. También valoran las interacciones y relaciones estrechas con los clientes. Si se profundiza en el tema, es posible descubrir muchas empresas europeas similares.
Conclusiones
Muchos inversores siguen siendo reacios a invertir en empresas dirigidas por sus fundadores. Sin embargo, como dice el refrán, creemos que «el miedo hace que el lobo parezca más grande de lo que es». Cuando examinamos con más detenimiento muchas de estas compañías, descubrimos que los beneficios superan con frecuencia los riesgos.
Suele haber una visión y una estrategia claras, personas cualificadas en los puestos clave de dirección, y un impulso de toda la organización para lograr un éxito duradero. Además, a pesar de las percepciones, muchas cuentan con los mecanismos adecuados para garantizar la independencia, la imparcialidad, la transparencia. Sólo hay que estudiar.
Como hemos comentado, para los inversores europeos de pequeña capitalización dispuestos a mirar más de cerca, creemos que las empresas gestionadas por fundadores pueden representar una interesante oportunidad a largo plazo. ¡Es hora de conocer al jefe!
Tribuna de Tzoulianna Leventi, analista de Aberdeen Standard Investments.