Las nuevas generaciones tienen ya abierta una expectativa de vida tal, que les puede suceder no ya como excepcionalidad, sino como habitualidad llegar a los cien años de edad. Desde lo sanitario y a pesar de permanecer aún buena parte de nuestra aldea global sufriendo la pandemia generada por el coronavirus, te decía desde lo sanitario, es una excelente noticia, nuestra capacidad de sobrevida… Ahora bien, damos vuelta la moneda y entonces cabe preguntarnos, ¿cómo se financia? ¿Con qué sistema de pensiones? Menuda tarea para actuarios.
En algunas regiones del mundo, tal el caso de ciertas poblaciones de Japón, ya encontramos personas centenarias, que no sólo gozan de buena salud física, sino también emocional. De la observación de estos grupos etarios es que surge el Ikigai, como expresión, es la unión de las palabras Ikiru (vivir) y Kai (pasión). Bien podríamos tener a lo largo de la vida, nuestro propio y personal Ikigai siempre a mano, que contempla el análisis de cuatro áreas, que a su vez se interrelacionan y conectan entre sí:
Aquello que amamos hacer y desarrollar – nuestra pasión y misión
Aquello en lo que somos realmente buenos – nuestra profesión y pasión
Aquello por lo que se nos puede pagar mejor – nuestra vocación y profesión
Aquello que necesita el mundo y podemos aportar – nuestra misión y vocación
Fue el libro de dos españoles, Héctor López y Francesc Miralles titulado justamente “Ikigai” que nos puso al tanto del secreto de Japón para una vida larga y feliz.
Nos ocupa a nosotros entonces encontrarle un sentido financiero al Ikigai. Desarrollamos una vida laboral y profesional en ciclos, cada vez más prolongada y con ella un esquema de generación de ingresos, con etapas crecientes, constantes, decrecientes, es decir, nuestro devenir financiero es la red de contención de todo aquello que significa el sentido de una vida en actividad. Si vivimos en plenitud, según nuestra pasión, profesión, vocación y misión, ¿podemos vivir de espalda a nuestras finanzas personales? Hacerlo así sería un modo incongruente de bienestar.
Aprendimos en pandemia a ser resilientes, como capacidad y plasticidad de adaptación y superación tanto individual como colectiva. También aprendimos a no ser asilientes, que implica una visión erróneo de nosotros mismos que demostramos y ponemos de manifiesto en la incapacidad para resolver problemas y superar adversidades. En finanzas personales repetir los mismos errores (exceso de gastos, de consumos superfluos, endeudamientos) a lo largo de la vida es ser asilientes.
Llegar a vivir 100 años implica desde nuestra juventud aplicar la regla de ahorro del 5×4.
Desde nuestro primer empleo iniciar con un ahorro mensual del 5% sobre ingresos y luego, en la medida que vamos creciendo en ingresos ir sumando nuevo tramos de 5% para llegar al 10%, luego al 15% y finalmente llegar, en etapa plena de actividad y creciente en ingresos, al 20% de ahorro. Según la regla de V Pareto (1848-1923) del 80/20, podríamos decir que, un 80% de consecuencias, provienen de un 20% de causas.
Entonces, calidad de vida en etapa de retiro seguramente la lograremos con nuestro ahorro, “que es un aprendizaje que se hace experiencia y se convierte en hábito, se incorpora como valor personal a lo largo de nuestra vida, cuando al inicio se lo asocia a un precio/sacrificio”.
Todo nuestro esquema decisorio respecto gastos y consumos son en nuestro día a día, de modo emocional. Hablarle a un joven de etapa de retiro, de jubilación y de ahorro es ponerlo en área racional que no mueve impulso alguno, salvo por canal de educación y alfabetización financiera, que es por donde se puede lograr motivación y generación de hábito a través de la regla 5×4.
En algunos países de Latam, fue permitido el retiro de fondos de los sistemas de pensiones vigentes. En Chile que ya van por tercer retiro, sorprendió que el retiro de las AFP no fue todo a consumo y el año pasado crecieron sostenidamente los fondos mutuos. Con ello es visible que el concepto de disponibilidad para las personas sobre sus ahorros es muy relevante, ahorrar y tener siempre un respaldo a mano y disponible.
Un pionero en el análisis de finanzas conductuales es Hersh Shefrin (1948 Canadá). En su muy buen libro “Más allá de la codicia y el miedo”, nos expresa lo siguiente, en cita textual: “cualquiera que desee planear exitosamente para el retiro reconoce la necesidad de realizar una serie de tareas fundamentales:
- Identificar las necesidades financieras durante el retiro.
- Ahorrar una cantidad adecuada a lo largo del tiempo.
- Seleccionar portfolios de activos con un perfil de riesgo-rendimiento que sea adecuado para el logro de sus metas para retiro.
- Contar con procedimientos que eviten que esos activos se consuman demasiado pronto.
Quizás la clave financiera del Ikigai sea responder en vez de reaccionar a las circunstancias. La idea de una prolongada longevidad requiere a tiempo, en la primera milla de nuestra vida laboral responder a las necesidades futuras de la última milla de la vida, cuando ya, si no hicimos nada, esto es, ningún ahorro, sólo nos queda reaccionar en queja por lo injusto de la circunstancia.
Ernesto R. Scardigno
Financial Coach
PAS matriculado SSN
ICF Membership
Magíster en Políticas Públicas