Después de que el Banco Central Europeo (BCE) publicara su revisión estratégica a principios de mes, Christine Lagarde, presidenta de la institución monetaria, dejó caer que en la reunión de julio podría haber “cambios interesantes”. Con este aviso de fondo, la opinión de los principales expertos señalan que mañana podríamos asistir a un revisión del forward guidance y a que se plantee la transición del PEPP (programa de compra de activos por la pandemia) hacia un nuevo formato a partir de marzo 2022.
«Es probable que esta reunión sea clave ya que el BCE cambiará la orientación de su política según el nuevo marco y ajustará su comunicación. Por este motivo, seguramente la declaración de política monetaria se modifique notablemente teniendo en cuenta el objetivo simétrico revisado del 2%. Aunque no esperamos ningún cambio formal en la política actual esta semana, vemos riesgos de que la reunión tenga un tono demasiado conciliador. Esto podría manifestarse con intenciones más firmes por parte del BCE del mantenimiento de condiciones de financiación favorables y probablemente reforzará la idea de tipos de interés bajos, así como el apoyo a los diferenciales de los bonos gubernamentales europeos», explica Peter Goves, analista de renta fija en MFS Investment Management.
En opinión de Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, el BCE hará que su previsión a futuro sea coherente con la revisión estratégica que ha presentado, por lo que espera que «técnicamente, el BCE necesita cambiar la redacción de su guía prospectiva, ya que se ha vuelto obsoleta después del movimiento hacia un objetivo de inflación adecuadamente simétrico de la semana pasada». Por ello, el experto comenta que «es posible que haya dos cambios más».
Según explica Moëc, “el primero sería un movimiento de perspectivas a resultados que acercaría la comunicación del BCE a la de la Fed» Este enfoque basado en resultados va en contra de décadas de tradición del banco central, que considera que los rezagos de transmisión de la política monetaria favorecen un enfoque prospectivo. Esta asimetría de riesgo es una de las razones por las que se debería tolerar cierto rebasamiento transitorio de la inflación en las circunstancias actuales, que es el segundo cambio que esperamos ver en la nueva guía a futuro de esta semana”.
En esta misma línea, el último análisis de BlackRock aporta algunos matices: “Esperamos que el banco central actualice sus decisiones de política monetaria para reflejar su cambio a un objetivo simétrico de inflación del 2%, aunque no esperamos una actualización de las previsiones de crecimiento o inflación hasta septiembre”.
Respecto al PEPP, Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G, explica que son varias las posibilidades que se abren, como el lanzamiento de nuevos programas con menor flexibilidad que el PEPP o, el más probable, el incremento de compras a través del otro programa vigente (APP) que en principio no tiene fecha de finalización. “Por ello, no se esperan cambios en materia de tipos de interés, pero sí en el forward guidance, una vez que la revisión estratégica llevada a cabo permitirá ver datos de inflación superiores al 2% antes de comenzar a subir el tipo de intervención”, afirma Mellado.
El experto de AXA IM se muestra menos optimista y apunta que “tendremos que esperar a septiembre o incluso a diciembre para tener claro cuánta flexibilización cuantitativa se volverá a poner sobre la mesa una vez que finalice el PEPP».
Pese a que las gestoras identifican estos dos asuntos sobre la mesa del BCE, sus análisis también indican que no esperan cambios fundamentales en la orientación de la política monetaria. “En primer lugar, y a pesar de la aceleración de los avances en la vacunación, la incertidumbre económica es bastante elevada debido a la presencia de la variante Delta. En segundo lugar, muchos miembros del Consejo de Gobierno seguramente quieren esperar a las nuevas proyecciones sobre el crecimiento y la inflación (en septiembre) antes de decidir cómo proceder con el PEPP y los demás programas de compra de activos. Lo más decisivo serán las perspectivas de inflación para 2023, que actualmente se sitúan en el 1,4%. A este respecto, es posible que el BCE mantenga su enfoque de «esperar y ver», pero en la reunión de septiembre debería tomar decisiones más importantes sobre el grado de expansión monetaria deseado”, explica Ulrike Kastens, economista europeo de DWS.
En este sentido los expertos de Generali Insurance AM , Thomas Hempell, jefe de análisis macro y de mercado, Martin Wolburg, economista senior, y Paolo Zanghieri, economista senior, consideran que el BCE priorizará el mantener las condiciones de financiación favorables. “En su reunión de junio, el Consejo de Gobierno no anunció ninguna reducción de sus compras semanales en el marco del PEPP, y ahora parece más probable que deje el ritmo de las compras prácticamente intacto durante el resto del programa, hasta marzo de 2022. Alcanzar la senda de inflación pre pandémica es fundamental para el BCE, lo que no ocurrirá ni siquiera en 2023 según las últimas proyecciones del BCE. Pero incluso si las proyecciones actualizadas de diciembre mostraran esto, el anuncio del tapering llegaría en un momento en el que la Fed está a punto de empezar a reducir las compras de activos. Al Consejo de Gobierno le preocuparía cualquier deterioro importante de las condiciones de financiación o un fortalecimiento significativo del euro. Por último, existe el riesgo de que no se alcance la inmunidad de rebaño debido a nuevas mutaciones de Covid-19. Esto también abogaría por mantener las medidas de apoyo a la pandemia”, explican.
En este contexto, señalan que “es probable que el BCE intente evitar el tantrum del PEPP anunciando un aumento de las compras ordinarias de QE a través de su programa APP, actualmente de 20.000 millones de euros al mes, a partir de abril de 2022, y que las flexibilice con el fin de lograr una retirada ordenada del apoyo monetario en lugar de un precipicio político cuando el PEPP expire en la primavera de 2022”.
“La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya ha anunciado que es poco probable que se reduzca en el corto plazo el balance del banco central, sino al contrario: el programa actual de compra de bonos debería de mantenerse como mínimo hasta marzo de 2022. No existen por ahora, motivos para considerar cambios”, recuerdan desde Allianz Global Investors.
En opinión de los expertos de Bank of America, la reunión de mañana del BCE “es una oportunidad para dar más credibilidad al rebasamiento de la inflación”. También esperan que el “BCE señale claramente que la política acomodaticia, en concreto tipos y programa de compra de activos, será más persistente y no más contundente”.
Por último, Franck Dixmier, director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz Global Investors, apunta que la política del BCE diferirá cada vez más de la de la Reserva Federal de EE. UU., que se espera que anuncie una reducción a finales del verano que se implementará a principios de 2022. «Pero está en total alineación de intereses con los estados miembros de la zona euro. El mantenimiento de tipos de financiación muy bajos, junto con unas perspectivas de inflación más elevadas a medio plazo si el BCE logra su objetivo, debería permitirles gestionar la sostenibilidad de su deuda e implementar las reformas estructurales necesarias para aumentar el crecimiento potencial. La reacción de los inversores a la revisión de la política ha sido silenciosa. El consenso parece ser que los tipos se mantendrán muy bajos durante más tiempo de lo esperado», concluye Dixmier.