Frente a la costa de Texas, cerca de la base de Boca Chica, flotan Deimos y Phobos, dos puertos espaciales. Estas plataformas petrolíferas convertidas en puertos flotantes servirán para lanzar cohetes con destino a la Luna y Marte. Al igual que otros actores privados, Space X cimenta el futuro y desarrolla proyectos que parecen salidos de las novelas de Asimov. Los primeros lanzamientos de cohetes reutilizables desde estos novedosos “espaciopuertos” están previstos para 2022. ¡Bienvenidos a la era del New Space!
Entramos en una dimensión nueva, pero muy real, auspiciada por emprendedores visionarios, ya sea icónicos o emergentes, que están dando un nuevo impulso a la conquista espacial. Las operaciones espaciales —hasta hace poco patrimonio de los Estados— gravitan hacia la esfera privada en lo que se conoce como espacio 2.0 o New Space. El fulgurante ascenso de SpaceX o Blue Origin arrastra en su estela a una pléyade de actores que, con cada vez mayor frecuencia, se embarcan en la aventura de la salida a bolsa para financiarse y participar en esta revolución en ciernes. Las promesas de nuevos mundos (y recursos) que fascinan a la humanidad desde la Antigüedad nunca antes habían estado tan al alcance de la mano.
La ecuación espacial es compleja, aunque apasionante, y en ella intervienen la innovación disruptiva, las nuevas industrias de alta tecnología y los saltos tecnológicos, como el desarrollo “a bajo coste” de vehículos de lanzamiento reutilizables o reciclables, que están revolucionando el ecosistema espacial. Abre también un abanico de oportunidades y horizontes inexplorados con un potencial inédito y vertiginoso. Estimado actualmente en 400.000 millones de dólares, el mercado espacial podría llegar a alcanzar un valor de 2,7 billones de aquí a 20451.
Una alineación planetaria favorece actualmente esta nueva revolución: los costes de fabricación y puesta en órbita de los satélites están descendiendo, los datos son casi infinitos…. Actualmente se dan todas las condiciones para que las actividades espaciales privadas se desarrollen. El espacio 2.0 contribuirá en todos los ámbitos, desde las telecomunicaciones hasta la agricultura de precisión, pasando por los seguros o incluso la industria. Entre las joyas del New Space, cabe citar a ROCKET LAB, cuyo objetivo es utilizar el espacio para mejorar la vida en la Tierra. Esta empresa innova utilizando la impresión en 3D para fabricar sus cohetes, o bombas eléctricas para diseñar sus motores.
Sin embargo, algunos se preguntarán para qué gastar miles de millones en el espacio cuando los desafíos se multiplican aquí abajo. Tanto si se trata de explorarlo como de invertir en él o sacarle partido, el espacio 2.0 plantea evidentemente la pregunta de la utilidad y la responsabilidad. Estamos convencidos de que los datos de los satélites son útiles para la humanidad y contribuirán a superar numerosos escollos. Con la puesta en órbita de un conjunto de dispositivos de observación de la Tierra, los datos recogidos permitirán desarrollar soluciones de prevención y gestión de los riesgos y los recursos, reducir la brecha digital, luchar contra el cambio climático o preservar la biodiversidad… Las aplicaciones que engendrarán las tecnologías espaciales cambiarán nuestras vidas.
Como las ideas de inversión no caen del cielo y en La Financière de l’Echiquier nos gusta hablar en plural en lo que a innovación se refiere, hemos diseñado un nuevo fondo dedicado a esta temática y que se acaba de registrar en la CNMV. En este nuevo territorio, nuestra excelencia en selección de valores y nuestro espíritu responsable serán nuestros aliados y nuestra mejor guía.
Tribuna de Olivier de Berranger, director general y director de Gestión de Activos, y Rolando Grandi, gestor y CFA de La Financière de l´Echiquier.
1.PwC y Bank of America Merril Lynch