Durante los últimos años, el sector asegurador español se ha enfrentado a un entorno de bajos tipos de interés, una situación que se prevé que se mantenga en el corto/medio plazo. A este desafío hay que añadirle las consecuencias económicas derivadas de la recesión provocada por el COVID-19 y los cambios que están propiciando en las inversiones de las entidades aseguradoras.
“La recuperación económica se encuentra estrechamente vinculada a la reapertura de las economías, y en concreto, a la campaña de vacunación, que resulta decisiva y marcará el ritmo de salida de la recesión”, afirmó Víctor de la Morena, director de Inversiones de Amundi Iberia, durante su intervención en la presentación del estudio sobre las “Inversiones de las entidades aseguradoras: Retos post COVID-19”, elaborado por ICEA en colaboración Amundi.
Frente a estas previsiones, Víctor de la Morena se ha mostrado optimista y prevé que el pico de crecimiento se produzca en la segunda mitad de 2021, destacando el elevado ahorro extra de los hogares que podría desatar la demanda contenida e impulsar el consumo. Entre los principales riesgos, de la Morena mencionó las tensiones geopolíticas, el exceso de confianza, las expectativas de inflación, los defaults corporativos y errores de política fiscal o monetaria.
Asimismo, ante la coyuntura actual que dibuja un escenario con unos tipos de interés bajos que se prolonga en el tiempo, los expertos tratan de vislumbrar cuándo se producirá una normalización y subirán los tipos los bancos centrales. Según el estudio presentado por Miguel Ángel Rodríguez Parra, del Área de Investigación de ICEA, el factor estructural más determinante que explicaría los bajos tipos de interés actuales es el envejecimiento de la población. “Este fenómeno demográfico se traduce en una reducción del crecimiento del PIB potencial, derivado de la pérdida de fuerza laboral y de productividad asociada a la edad. En consecuencia y, previsiblemente, el periodo de bajos tipos de interés pasará cuando la demografía se recupere”, ha asegurado durante su exposición Miguel Ángel.
No obstante, los demógrafos apuntan que este envejecimiento en EE.UU. así como en la eurozona es irreversible y, por tanto, los gobiernos no deben malgastar recursos en intentar pararlo, sino que deben centrarse en adaptar las estructuras de los países a esta realidad que ha venido para quedarse. De este modo, las proyecciones demográficas apuntan que, en el año 2050, en la eurozona una de cada tres personas tendrá sesenta años o más, y en EE. UU. representarán el 28,2% del total de la población.
Un desafío para el sector asegurador
El prolongado entorno de bajos tipos de interés está lastrando la evolución del volumen de negocio del sector asegurador, debido principalmente a su impacto sobre los seguros de vida ahorro. Especialmente desfavorable ha sido el comportamiento registrado en el año 2020, en el que han sufrido una caída del 25%, debido a que al impacto de los bajos tipos de interés ha habido que sumarle el de la crisis provocada por la COVID-19. Se observa que en los últimos cuatro años el volumen de negocio de los seguros de vida ahorro ha caído en un 36,9%, lo que representa una caída media anual acumulada del 10,9%.
Para adaptarse a los bajos tipos de interés las entidades han potenciado la comercialización de productos en los que el tomador asume el riesgo (unit linked) y productos sin riesgo de interés (seguros de vida riesgo). Desde 2016, el crecimiento registrado por los seguros unit linked asciende al 90,1%, es decir, casi han duplicado su volumen de negocio; y el de los seguros vida riesgo han experimentado un crecimiento del 15,3% desde el año 2016.
Impacto en las carteras y tendencias en las inversiones de las entidades aseguradoras
El sector asegurador español es el sector, de entre los principales países de la eurozona, que más porcentaje de la inversión destina a títulos de renta fija (deuda pública y corporativa. El 45,3% de las inversiones del sector segurador se materializan en deuda pública española. La rentabilidad de la cartera de inversiones del sector asegurador ha caído un 44,2% entre 2014 y 2018, pasando de un 4,3% a un 2,4%.
En el contexto actual, debido a la profunda crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19, el 29,3% de las entidades han llevado a cabo una “modificación estructural”. “Tras las devastadoras consecuencias económicas derivadas de la crisis del COVID-19, los principales cambios realizados en las carteras han sido, por un lado, incrementar los niveles de liquidez; y por el otro, aumentar la exposición a renta fija corporativa y renta variable”.
Asimismo, la crisis del COVID-19 ha provocado que dos de cada tres entidades consultadas hayan adoptado medidas de prevención y/o intensificado los mecanismos de control sobre las inversiones para estar mejor preparados en sucesivas crisis.
Aceleración hacia modelos más sostenibles
En paralelo, la pandemia ha acelerado la transición hacia modelos más sostenibles. El 89,3% de las entidades consultadas consideran criterios de sostenibilidad a la hora de configurar la cartera de inversión. Siete de cada diez entidades consultadas consideran que existen suficientes activos que cumplan con los criterios ESG; si bien, seis de cada diez opinan que es necesaria una taxonomía más clara para garantizar que los activos elegidos responden a los criterios y/o necesidades de la entidad y evitar el greenwashing. A la hora de integrar los criterios ESG en su política de inversión, la alternativa más empleada es la integración de criterios ESG en los análisis tradicionales, seguida por el screening negativo.
La crisis de la COVID-19 ha supuesto que dos de cada diez entidades hayan decidido acelerar la incorporación de activos con criterios ASG en la cartera, mientras que ninguna entidad se ha planteado paralizar o reducir la inversión en este tipo de activos.
Soluciones de Inversión abordando los desafíos ESG
Durante la presentación del informe también intervinieron Belén Ríos, directora de Negocio Institucional, y Jorge Díaz, responsable de Clientes Institucionales de Amundi Iberia, que expusieron varias soluciones de inversión para la coyuntura actual abordando los retos ESG.
Por un lado, se presentaron las capacidades de Amundi en gestión de la liquidez, que integran su proceso de análisis y rating ESG. Una gama completa en función del uso y horizonte temporal de inversión del cash (diario, operativo o estratégico). A continuación, se abordaron los bonos verdes y bonos sociales como instrumentos para financiar proyectos verdes y sociales, poniendo el foco en los bonos verdes de impacto, que permiten medir las toneladas de CO2 evitadas por cada millón de euros invertidos.
Por último, se mencionaron las soluciones temáticas sostenibles como alternativas de inversión en renta variable que buscan aprovechar el crecimiento de megatendencias a largo plazo como puede ser la alimentación o el envejecimiento de la población.
El evento concluyó con la participación de Carolina Lameiro, del Área de Balances y Análisis de Riesgos Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, quien abordó las principales y más recientes cuestiones regulatorias a las que se enfrenta el sector asegurador en materia de sostenibilidad.