Curious, el podcast y newsletter de Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acaba de publicar una edición sobre los avances de las neurociencias y los derechos que debemos proteger para hacer frente a esta revolución tecnológica.
A partir de los notables adelantos en neurociencias se da la discusión en torno a los neuroderechos, que no son otra cosa que la preocupación por resguardar lo que sucede al interior de la mente respecto de la privacidad, la autonomía y la libertad, entre otras cosas.
El estado actual de las ciencias del cerebro permite la posibilidad de analizar, registrar, alterar y/o manipular la actividad cerebral. A esto se le suma la neurotecnología que, junto con Inteligencia Artificial, promete entre otras cosas acceder a parte de la información almacenada en la mente e incluso modificarla.
Dado el acelerado avance de esta tecnología capaz de interactuar con el cerebro, se abre la necesidad de discutir la legislación que garantiza la seguridad jurídica sobre el mismo, los “neuroderechos”.
El prestigioso neurobiológo español Rafael Yuste es el principal defensor a nivel internacional de la necesidad de los neuroderechos y lidera la NeuroRights Initiative, que condensa las amenazas que representan estos avances y ante los que hay que prepararse.
Estos son los cinco derechos que generalmente se discuten:
- Derecho al libre albedrío. Garantiza la capacidad de tomar decisiones con autonomía de voluntad y sin ser manipuladas por neurotecnologías.
- Derecho a la identidad personal. Insta a imponer límites que prohiban a las tecnologías alterar el sentido del yo.
- Derecho a la privacidad mental. Busca evitar que cualquier dato obtenido del análisis y medición de la actividad neuronal sea utilizado sin el consentimiento del individuo.
- Derecho al acceso equitativo. Pide normas que delimiten y regulen el desarrollo y aplicación de neurotecnologías que permitan mejorar la actividad cerebral.
- Derecho a la protección contra los sesgos. Para que los algoritmos y la neurociencia no establezcan discriminaciones y distinciones.
La comunidad de investigadores y expertos detrás de la propuesta busca garantizar que nuestra mente no sea manipulada y que la privacidad de nuestros pensamientos no sea vulnerada.
Hasta el momento, Chile es el principal interesado en incorporar este tipo de regulación e incluso ha presentado un proyecto de reforma para incluir los neuroderechos en su Constitución. Asimismo, la Unión Europea en 2019 anunció la creación de un Comité Ad Hoc sobre Inteligencia Artificial y está explorando la viabilidad de un marco jurídico para garantizar transparencia, responsabilidad y seguridad en el progreso tecnológico desde el prisma del Consejo Europeo en derechos humanos, democracia y Estado de Derecho.
Suele señalarse que buscar el equilibrio entre innovación y legislación es complejo, puesto que se corre el riesgo de que las normas “asfixien” a la libertad de investigación. Esto, en cualquier caso, nunca puede dejar de lado que los derechos humanos básicos están por encima de cualquier otro interés.
Si quieren saber más pueden escuchar el podcast de Curios, con la participación de Pedro Bekinschtein, doctor en biología de la Universidad de Buenos Aires, director de investigación de Fundación INECO e investigador de CONICET, y con Rodrigo Ramele, ingeniero en Informática con un posgrado en criptografía en el Instituto de Enseñanza Superior del Ejército Argentino y un posgrado en Investigación en Robótica y Bioingeniería en la Universidad de Tohoku, en Sendai, Japón.