La economía global se vio muy afectada en 2020, y hacia 2021 continúa la inyección de liquidez por parte de los grandes bancos centrales. Las herramientas gubernamentales encaminadas a frenar la propagación de COVID-19 han provocado un deterioro de los balances generales soberanos. Los gastos en atención médica y programas de estímulo económico han aumentado en todo el mundo, mientras que, al mismo tiempo, los ingresos fiscales se han visto afectados por la recesión económica. Aunque la deuda pública de los mercados emergentes entró en 2020 en su nivel más alto desde 2002, estamos convencidos de que la capacidad de los gobiernos para financiar la deuda seguirá siendo manejable a nivel agregado debido al entorno de bajas tasas de interés globales.
Puedes acceder a la columna de opinión completa de Deborah Amatti, Investment Analyst de LATAM ConsultUS, publicada en la revista de Funds Society, a través de este enlace.