En temporada de resultados, la recompra de acciones ha vuelto a la acción. Con unos números que, en la mayoría de los casos han batido expectativas en EE.UU., los gigantes tecnológicos han recuperado su ritmo comprador. Apple ha anunciado la extensión de su programa de recompras en 90.000 millones de dólares, mientras que Alphabet ha aprobado un aumento de 50.000 millones de euros. En total, la suma de ambos programas equivale a la capitalización del 89% del S&P500. Por su parte, la concentración en el mercado norteamericano se mantiene intacta.
Tras la presentación de resultados, las seis compañías con mayor peso en el S&P500 representan el 25% de la capitalización del índice, 10 billones de dólares. Y, lo que es más llamativo, este grupo de compañías ha anunciado un crecimiento de más del 43% de sus ingresos, aumentando aún más la desigualdad en el mercado. Por otro lado, la presentación de resultados nos deja un dato curioso en Estados Unidos. En las llamadas con inversores del S&P500 el número de veces que se ha mencionado el término inflación ha triplicado los registros que observábamos el año pasado. La estanflación no es un registro que parezca encima de la mesa, pero desde luego deberemos seguirlo de cerca.
Respecto de la presentación de resultados y el rebote de los precios, como venimos apuntando durante los últimos meses, uno de los factores de mayor relevancia es el demográfico. La población en edad de trabajar alcanzó su pico máximo en 2012 tras la inclusión de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001, que supuso doblar la cantidad de trabajadores a nivel global. Esta situación, que ha presionado a la baja el nivel de precios a nivel mundial, está comenzando a contraerse y, desde nuestro punto de vista, supone un fenómeno claramente inflacionista en el medio/largo plazo. En paralelo, con la globalización alcanzando un punto de inflexión, la relocalización de la producción y la introducción de barreras para el libre comercio deberían acelerar el incremento de los costes.
Con un panorama como el descrito, los tipos de interés a largo plazo podrían, desde nuestro punto de vista, rebotar acabando con un ya duradero ciclo de tasas a niveles bajos. Por su parte, otro de los catalizadores de este encarecimiento generalizado de la economía podría venir de parte de los impuestos corporativos. En 1980, la media del impuesto de sociedades a nivel mundial se situaba en el 46%, en 2020 alcanzaba su mínimo histórico, un 25%. Observamos que esta tendencia está copando poco interés y atención. Nos parece, sin embargo, muy relevante, puesto que nos encontramos en un entorno de paquetes de estímulo sin precedentes -16 billones de dólares y 20% del PIB mundial-. A este efecto, dos de los países que han propugnado políticas más beneficiosas para sus tejidos empresariales, EE.UU. y Reino Unido, ya han puesto encima de la mesa esta cuestión.
En resumen, dos megatendencias que han supuesto vientos de cola para los resultados empresariales a nivel mundial pueden revertirse y volverse de cara. Si consideramos menos globalización, es decir, menor capacidad de reducir costes, no solo laborales, sino también fiscales, tendremos que ser muy cuidadosos en la selección de nombres en los mercados tanto de crédito como de renta variable. Bajo nuestro punto de vista, en un escenario de mercado como el descrito, la gestión de carteras de inversión de convicción y a largo plazo podría ocupar un rol central en la industria de gestión de activos.
En ese sentido, nuestro enfoque para los mercados de renta variable se centra en identificar compañías que sean intrínsecamente sólidas, con poca sensibilidad a los factores externos y resistentes a los distintos ciclos económicos. Este particular grupo, capaz de generar valor y retornos sostenibles y consistentes a lo largo del tiempo, es lo que definimos como compañías de calidad. No obstante, identificar este tipo de firmas requiere un extenso análisis en profundidad, y un riguroso y disciplinado enfoque que pocos inversores están dispuestos a adoptar. A pesar de la dificultad que entraña la tarea, la síntesis de nuestra filosofía de inversión consistiría en acceder a este tipo de oportunidades a precios atractivos y, en nuestra opinión, tiende a ser una apuesta provechosa en el largo plazo y de especial sentido cuando nos enfrentamos a un mercado con las incertidumbres mencionadas en el corto y medio plazo.
Para navegar un entorno como el actual, estamos posicionados en el mercado de renta variable global a través de nuestro fondo Tikehau Equity Selection (5 Estrellas Morningstar[1]). Nuestro equipo gestor, con un enfoque selectivo y de convicción, lleva a cabo un detallado análisis financiero y fundamental, un profundo estudio corporativo incluyendo factores ESG y una evaluación de cada oportunidad teniendo en cuenta su binomio rentabilidad/riesgo, para transformar un universo de inversión de 10.000 compañías entre EE.UU. y Europa en una cartera concentrada de alta convicción compuesta por entre 20-25 compañías de calidad. A través de esta metodología, el fondo ha sido capaz de alcanzar un rendimiento neto del -3.3% en 2018, +26.2% en 2019, +9.5% en 2020 y +12.2% en lo que va de año[2].
Tribuna de Christian Rouquerol, director de ventas de Tikehau IM Iberia.
«Units F-Acc-EUR (FR0013314796) and R-Acc-EUR (FR0012127389) of Tikehau Equity Selection are registered with the Securities Market Commission under official registration number [1928]. The Prospectus and the Key Information Documents, the annual accounts and interim reports and the rest of the relevant documentation of the fund may be obtained in the offices of the distributors of the fund. Investors may obtain a complete list of such distributors on the Securities Market Commission website (www.cnmv.es). Past performance is not necessarily indicative of future performance.”
Notas
[1] Tikehau Equity Selection I Acc (FR0012127371) de acuerdo con Morningstar a fecha 17/05/2021. Clases de acciones registradas en España: clase R y F.
[2] Rendimiento neto de Tikehau Equity Selection I Acc (FR0012127371) a fecha 30/04/2021. El rendimiento pasado del fondo no es indicativo de su rendimiento futuro.