Un año después del comienzo de las medidas de confinamiento en todo el mundo, y a pesar del avance de la vacunación, la economía y la sociedad en su conjunto se han visto gravemente afectadas y las repercusiones del COVID-19 durarán años. Los inversores institucionales se están preguntando sobre el impacto del coronavirus en los activos de infraestructuras. ¿Han demostrado ser más resistentes? ¿Cómo gestionamos, como inversores, las empresas en cartera? Para responder correctamente a estas preguntas, debemos comprender que existen diferentes tipos de inversiones en infraestructuras (por ejemplo, core, core plus, value add) y que todas han tenido un comportamiento diferente durante la crisis.
El desafío actual ha enfatizado la “S” de sociedad y la “G” de buen gobierno, ya que las empresas en cartera tratan de mantener a sus clientes y a todos sus stakeholders de una forma sólida y solidaria. Como propietarios y gestores activos, sigue siendo una responsabilidad el asegurarse de que los empleados de las empresas en las carteras puedan trabajar con la mejor protección posible.
También creemos que es importante apoyar las diversas actividades de las empresas en las carteras que estaban centradas en ayudar a sus comunidades durante el confinamiento. Ya sea el ingeniero de una red de gas que aprovechó las visitas a sus clientes para hacer la compra a personas mayores de su zona, o la empresa de agua que ofreció orientación psicológica a los empleados que trabajaban desde casa, el COVID-19 ha sido el momento crucial para que todas las empresas demuestren que no solo hablan, sino que también actúan.
La pandemia también está poniendo a prueba el modelo de buen gobierno, la gestión de la continuidad del negocio y la solidez de los activos de infraestructuras. La velocidad y la flexibilidad fueron fundamentales al comienzo de la pandemia. Debían establecerse nuevos procesos para cumplir con las nuevas regulaciones (por ejemplo, distanciamiento social). Medidas que parecían imposibles se pudieron realizar de repente a una velocidad récord. Las crisis te hacen aprender para el futuro. Dado que el desarrollo futuro del COVID-19 sigue siendo incierto, los efectos aún no se pueden cuantificar, pero todos los propietarios de activos han aprendido lecciones importantes que ayudarán a garantizar que estén aún mejor preparados para la próxima crisis.
Infraestructuras digitales “de guardia”
La mayoría de las empresas pudieron adaptarse rápidamente a la nueva situación. El requisito previo para permitir que las personas trabajen de forma remota es la conectividad de alta velocidad, también en las zonas rurales, lo que muy a menudo todavía no es el caso. En 2019, Alemania, por ejemplo, estaba rezagada frente a la mayoría de los demás países de la OCDE, con apenas un 4% de los hogares con acceso a banda ancha. Existe una enorme brecha digital y los inversores privados pueden ayudar a salvarla. En los últimos años, hemos recomendado invertir en la expansión de las infraestructuras digitales. Recientemente, se anunció una joint venture con Telefónica que acelerará aún más el despliegue de fibra en las regiones rurales y semirurales de Alemania.
El teletrabajo seguirá en el futuro, ya que la pandemia ha demostrado que es posible. Las cadenas de suministro locales y digitales han ganado importancia durante el confinamiento y las empresas deben poder confiar en las soluciones digitales para vender sus productos y servicios. La infraestructura digital se convertirá en una ventaja competitiva crítica.
¿Qué es lo próximo? ¡El futuro!
La pandemia aún no ha terminado. No habrá un completo “regreso a la normalidad” y los inversores deben considerar lo que es esencial para nuestro futuro. Los gobiernos lanzarán nuevos paquetes de estímulo para apoyar la recuperación económica y fomentarán nuevas estructuras de inversión. Las infraestructuras pueden desempeñar un papel vital en la recuperación pos-pandémica como motor hacia un futuro sostenible. Los proyectos prestarán aún más atención a los principios de sostenibilidad, ya que tanto los gobiernos como los inversores aumentarán su compromiso con la descarbonización, la conectividad digital y la seguridad del suministro de energía. Los inversores responsables pueden marcar la diferencia, en beneficio de una sociedad cambiante y de sus clientes.
Tribuna elaborada por Andrew Cox, codirector de infraestructuras de Allianz Capital Partners.