La Unión Europea continúa dando pasos para el lanzamiento de su euro digital. El Banco Central Europeo (BCE) acaba de hacer públicos los resultados de la consulta que lanzó sobre su documento Informe sobre el euro digital, en octubre del año pasado. Lo relevante, es que a través de esta consulta ha recogido la opinión de usuarios, así como actores y profesionales de la industria, logrando más de 8.000 respuestas.
En este sentido, una de las principales conclusiones que aportan los usuarios y los profesionales es que consideran la privacidad una característica clave. “Además de la privacidad, se muestra una preferencia constante por la seguridad, seguida de la facilidad de uso del euro digital en toda la zona del euro, la ausencia de costes adicionales y su facilidad de uso aun sin conexión a internet”, destacan desde finReg360.
Los futuros usuarios de este euro digital señalan dos enfoques a la hora de diseñarlo: que no haya necesidad de un banco central o intermediarios que intervengan en los pagos, o que el euro digital necesite de intermediarios que registren sus transacciones. “Los usuarios encuestados optaron, de nuevo en su mayoría, por la privacidad frente a la posibilidad de recibir servicios adicionales en línea. Es por ello por lo que la opción preferida de los usuarios fue el primer modelo. Según los usuarios, la facilidad de uso del euro digital fuera de línea y un alto nivel de privacidad están en contra de la participación de intermediarios en las transacciones, ya que temen que esa participación pueda poner en peligro la privacidad del usuario final y aumentar los costes. Los que se decantan por el segundo modelo defienden que el enfoque basado en la privacidad podría aumentar el riesgo de uso indebido del euro digital”, apunta el análisis de finReg360.
En cambio, los profesionales se decantan por un modelo híbrido, en el que los usuarios finales elijan el nivel de servicio en función de sus necesidades. Estos profesionales, en su mayoría, consideran que el euro digital sí que puede convivir con innovaciones que se pueden aportar al mercado de los servicios de pago. Según finReg360, los usuarios subrayan también que el euro digital debe ser sencillo y accesible. En este sentido, las soluciones más citadas son las tarjetas de pago sencillas, los teléfonos con aplicaciones de pago y la posibilidad de utilizar códigos QR, NFC, wallets digitales no necesariamente ligadas a un custodio, etc.
El rol de los profesionales y reguladores
En la consulta, el BCE también preguntó a los profesionales qué papel podrían desempeñar ellos a la hora de facilitar o fomentar el uso del euro digital como complemento del efectivo, así cómo servicios adicionales. Pero la prestación de servicios de pago suscita varias dudas al BCE, sobre todo respecto a la integración de las entidades reguladas que actualmente prestan ya estos servicios; la prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo (PBCyFT), las prestaciones que se pueden ofrecer, y la necesidad de contar con una licencia para poder prestar estos servicios.
En lo que sí hay consenso es en la privacidad absoluta que debe suponer el euro digital. Esta privacidad plantea muchos problemas y antes ellos los profesionales proponen establecer requisitos para evitar actividad ilícitas. En este sentido, muestra su preferencia por la identificación de los usuarios, la privacidad de los pagos, o la posibilidad de que solo sean privadas las pequeñas transacciones de bajo riesgo.
Por último, el BCE considera que las entidades reguladas deberían desempeñar un papel importante en la prestación de servicios digitales en euros. En este sentido, los encuestados concluyeron opiniones diversas. Por un lado, la mayoría determinó que las entidades reguladas deben de tener un papel importante en el euro digital y, por otro, sobre los servicios adicionales que las entidades pueden ofrecer, los encuestados contestaron que los servicios específicos que podrían ofrecer los intermediarios son pagos con activos registrados a través de tecnologías distribuidas, servicios de custodia de comercio electrónico en pagos al por menor, así como de ahorro, préstamos, y, por último, servicios de interconexión con el dinero a través de monederos.
Según matizan desde finReg360, “los encuestados respaldaron que todos aquellos servicios que se puedan prestar en relación al euro digital sean proporcionados por entidades reguladas”.
Estabilidad financiera
Una de las grandes preocupaciones del BCE, como de otros bancos centrales, es cómo el desarrollo de estas monedas digitales pueden afectar a la estabilidad financiera o como evitar consecuencias negativas a nivel macroeconómico. A este respecto, los encuestados proponen tres medidas clave para controlar su impacto: poner límites en la tenencia de euros digitales, una remuneración escalonada, o una combinación de ambas para gestionar la cantidad de euros digitales en circulación.
“Para evitar que la remuneración escalonada afecte negativamente a la facilidad de uso de un euro digital, usuarios y profesionales afirman que el límite o primer escalón debe ser lo suficientemente amplio como para cubrir las necesidades de los pagos al por menor”, matizan desde finReg360.
Las reflexiones de este informe servirán de importante aportación al Consejo de Gobierno del BCE cuando decida, a mediados de 2021, si inicia una fase de investigación formal con vistas al posible lanzamiento de un euro digital.