Al igual que para la mayoría de las empresas en el país y en el mundo, para Pemex fue un muy mal año. Se redujeron sus ventas, tanto por precio como por volumen, disminuyó su producción de algunos productos y aumentaron sus pérdidas.
El confinamiento que registró la sociedad durante 2020 disminuyó la actividad económica de manera importante en todo el mundo. En el caso de México el PIB se contrajo 8,5%, lo que significa que se produjo menos que el año anterior. El que la gente hubiera estado recluida en sus casas durante algún tiempo, que oficinas, negocios y fábricas cerraran temporalmente, claramente se reflejó en una menor demanda por productos provenientes del petróleo, como son la gasolina, el gas, el combustóleo, etc.
La reducción a nivel mundial de la demanda de este tipo de productos provocó que el precio de los mismos disminuyera. El precio del crudo mexicano se redujo de 55,53 dólares el barril en 2019 a 35, 82 dólares en 2020, o sea bajó 35,5%.
Los ingresos por ventas de Pemex que más se redujeron fueron las nacionales, se contrajeron 37,6% y los provenientes de exportaciones disminuyeron 24% a pesar de que el precio disminuyó en mayor proporción y eso se debió a que aumentó un poco el volumen de exportación de petróleo, se exportaron 1.120 millones de barriles diarios. A pesar de que fue un año difícil para la empresa, debemos de reconocer que por primera vez durante los últimos diez años se rompió la tendencia a la baja de la producción de crudo, registró un ligero aumento al ubicarse en 1.686 millones de barriles diarios.
El combustóleo fue el único producto petrolífero que incremento su producción, aumentó 17,5% respecto al año anterior. Sin embargo, el consumo de ese producto tiende a la baja como consecuencia del impacto ambiental que tiene su utilización, por lo que CFE se está convirtiendo en el mayor cliente del producto. El volumen de las ventas de gasolina se redujo 20,6% pero el mayor impacto se reflejó en las importaciones, porque la producción de Pemex apenas disminuyó 5,0%.
Así como se redujeron los ingresos, también se presentaron disminuciones en la mayoría de los gastos, particularmente los relacionados con los de producción. Sin embargo, llama la atención que los gastos de administración aumentaron 12,1%, situación que no es lógica en una empresa que enfrenta menor demanda, menores precios y menores ingresos. El aumento de esos gastos es equivalente a la mitad de la pérdida de operación.
Es común que se argumente que Pemex pierde porque paga muchos impuestos, pero eso no es verdad. Antes de impuestos la pérdida de Pemex pasó de 4.000 millones de pesos en 2019 a 295.1000 millones en 2020, o sea que aumentó 73 veces el monto de la pérdida.
Como parte de la estrategia de apoyo a Pemex, la actual administración realizó modificaciones al régimen tributario de la paraestatal para que disminuyera su pago de impuestos. Como resultado de esas acciones, en 2020 Pemex pagó 185.800 millones de impuestos y derechos, lo que significa casi la mitad de lo que había pagado el año anterior. Eso permitió que las pérdidas netas del ejercicio aumentaran de 347.900 millones de pesos en 2019 a 480.900 millones en 2020, un incremento de 38%. La difícil situación de Pemex también se reflejó en el hecho que cada vez más se tiene que financiar con los proveedores, aumentó sus adeudos con proveedores en 43,2%, o sea que les dejó de pagar 90.000 millones de pesos adicionales a los años anteriores.
Para poner en contexto la magnitud de las cifras, la pérdida neta en 2020 equivalió a perder diariamente 1.371 millones de pesos y si excluimos el pago de impuestos, la pérdida diaria ascendió a 808 millones de pesos por día.
Los resultados financieros de Pemex confirman que sustentar el crecimiento del país y su desarrollo en el petróleo, como sucedió con López Portillo a finales de los 70´s e inicio de los 80’s, es un error. La demanda de varios petrolíferos, como la gasolina, tiende a la baja, los grandes yacimientos petroleros ya se terminaron. Se requiere una solución de fondo para Pemex, concentrarlo en las áreas que sean rentables y dejar de producir lo que no genere utilidades.
Columna de opinión de Francisco Padilla Catalán