La industria de gestión de activos tiene el día de hoy marcado en el calendario. Entra en vigor el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea y con ello el Reglamento europeo sobre Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés). Las gestoras señalan que su impacto es claro: va a reconfigurar completamente la inversión sostenible en los países miembro de la UE.
Según explican desde Robeco, este plan supone una de las normativas con mayor impacto sobre el sector de la gestión de inversiones desde MiFID II. “El Plan de Acción de Finanzas Sostenibles no es solo otra normativa más de la UE. El SFDR pretende conseguir que el perfil de sostenibilidad de los fondos sea más comparable y mejor comprendido por los inversores finales. Además, clasificará por primera vez los fondos de inversión en función de sus credenciales de sostenibilidad. El reglamento pretende evitar el greenwashing. Es decir, cuando un propietario o gestor de activos afirma ser sostenible cuando sólo hace gestos simbólicos, como excluir de las carteras a una empresa obviamente conflictiva”, afirma Kenneth Robertson, Client Portfolio Manager y Sustainable Investing en Robeco.
Sobre los cambios que supone, los analistas de Portocolom AV señalan: “Obligará a las entidades financieras a facilitar información sobre su política de integración de riesgos de sostenibilidad en el proceso de toma de decisiones de inversión, la coherencia de la política de remuneraciones con esta política de integración o sobre si consideran o no las principales incidencias adversas de las decisiones de inversión sobre los factores de sostenibilidad. Asimismo, obligará a decir si estas incidencias adversas se tienen en cuenta a nivel de cada producto y a informar cuando un producto promocione características medioambientales o sociales o tenga como objetivo inversiones sostenibles”.
Desde BNP Paribas AM destacan que este reglamento aporta, en lo práctico, mayor transparencia y una base comparativa para el inversor final. Así, según recuerda en su guía sobre el SFDR, todas las entidades financieras que vendan productos en la Unión Europea deben clasificar los productos que gestionan y comercializan o sobre los que asesoran en tres categorías: productos con un objetivo de inversión sostenible (artículo 9); productos que promueven características medioambientales o sociales (artículo 8); y productos no sostenibles (artículo 6).
En opinión de BlackRock, el reglamento viene a consolidar el impulso para invertir de forma sostenible, según ha explicado en una carta dirigida a sus clientes. La gestora ve un claro catalizador que será clave para acelerar esta tendencia en Europa. “El SFDR pretende armonizar las normas y aumentar la transparencia para todos los inversores, ayudándoles a comprender claramente la integración de los riesgos de sostenibilidad, la consideración de los impactos adversos de la sostenibilidad y los objetivos de inversión sostenible de sus inversiones”, indican.
Esto supondrá la adaptación de prácticas sostenibles de forma más rápida. “La creación de productos y soluciones sostenibles, sin ambigüedades y sin comprometer el rendimiento de las inversiones es crucial. En 2021, esperamos que el 70% de nuestros lanzamientos y reposicionamientos de fondos en Europa sean del artículo 8 o 9. Prevemos que esta actividad de desarrollo de productos sostenibles seguirá aumentando con el tiempo”, afirman desde BlackRock.
Además, el SFDR estará alineada con el reglamento de taxonomía, lo que hace más completa y coherente la reconfiguración de la inversión sostenible. “El reglamento de taxonomía y el SDFR en principio no entran en conflicto y constituyen las dos grandes piezas de regulación europeas sobre ASG, aunque una perfecta alineación pueda ser compleja. La regulación de la Taxonomía de la UE para las Finanzas Sostenibles es la primera iniciativa de gran calado que ataca uno de los grandes problemas de la inversión ASG, que no es otro que el lenguaje alrededor de la misma, que en muchas ocasiones es vago y opaco. Con una terminología y definiciones claras se establecen referencias con umbrales bien definidos para una vasta cantidad de áreas (clima, agua y recursos marinos, contaminación, etc.) que las inversiones deben cumplir”, explicaba recientemente Juan Manuel Vicente Casadevall, consultor de FE FundInfo, en una entrevista para Funds Society.
En opinión de Natalie Westerbarkey, directora de Políticas Públicas de la Unión Europea en Fidelity International, ya han entrado en vigor un gran número de políticas en materia de finanzas sostenibles, pero vendrán muchas más. “Una forma eficaz de estructurar la nueva reglamentación es subdividirla en tres partes. La primera parte guarda relación con las políticas que afectan al proceso de inversión y la información empresarial. La segunda se refiere a las políticas relativas a la distribución y a la interacción con los clientes. La tercera, por último, se refiere a las políticas ESG que son más relevantes en materia de de impacto estratégico y empresarial”, argumentaba Westerbarkey, en su último vídeo sobre aspectos de regulación.
Clasificación de los fondos
Con la entrada en vigor de este reglamento, se exige que todos fondos los inversión en tres categorías de nivel de sostenibilidad (gris, verde claro y verde oscuro) y que se ajusten su documentación, material de marketing e informes para reflejar esto. “Este etiquetado de producto estandarizado brindará a los inversores una mejor idea de cuán sostenibles son sus inversiones”, destacan desde LONVIA.
En este sentido, muchas gestoras se han puesto manos a la obra. Por ejemplo, la semana pasada, BMO anunció que había clasificado su gama de 16 estrategias de inversión responsable y sostenible, que representan 7.800 millones de libras esterlinas en activos bajo gestión, conforme a los artículos 8 y 9 del nuevo Reglamento. Pero, no ha sido la única. Global Social Impact Investments ha obtenido la clasificación del artículo 9 del nuevo Reglamento sobre Divulgación de Finanzas Sostenibles, para el fondo que gestiona, Global Social Impact Fund (GSIF).
“Si bien es cierto que queda mucho camino por recorrer, creemos que este primer ejercicio de taxonomía es un paso en la dirección correcta. Desde GSI tenemos un claro compromiso con el impacto social y estamos orgullosos de que así se nos reconozca tanto por parte de Pictet (como Management Company) tras su exhaustivo proceso de revisión, como por parte de CSSF (como regulador)”, señala Pedro Goizueta, responsable de relación con inversores y operaciones de la firma.