Quien piense que el mercado de renta fija, en particular el de bonos, es un lugar aburrido donde invertir, se equivoca. De hecho, en los últimos días de febrero el mercado financiero estuvo revuelto por el temor de los inversores a la inflación y la posibilidad de una retirada de estímulos de los principales bancos centrales. De esta manera, los precios de los bonos de renta fija cayeron (y sus tipos de interés subieron), contagiando el susto a las bolsas.
“Con el inicio del mes de marzo ha vuelto la tranquilidad, los precios de los bonos estadounidenses y europeos se han recuperado levemente, lo que ha llevado a importantes subidas en las principales bolsas mundiales. A pesar de esta momentánea tranquilidad habrá que estar atentos a cómo se comporta la renta fija, porque en ciertas ocasiones puede tener movimientos importantes como sucede con la renta variable. Solo hay que recordar que en 2013 el bono americano a diez años pasó del 1,5% al 3% en cinco meses, o a la inversa en 2020, que pasó de niveles de 1,9% a 0,5% durante el primer trimestre del año con la llegada de la pandemia”, explica el equipo de Portocolom AV.
Si analizamos los últimos acontecimientos, según señalan los analistas de Banca March, hemos visto cómo el interés del bono americano a 10 años continúo subiendo el pasado viernes, 2 puntos básicos en la sesión, abriendo ayer sin cambios por el momento, encontrándose el tipo en 1,59%. “Los inversores ponen en precio la aprobación de los estímulos de 1,9 billones en Estados Unidos. En Alemania, la jornada tuvo ligeros cambios al alza en la sesión del viernes para la rentabilidad de 10 años 1 punto básico, arrancando ayer con alzas continuadas de 2 puntos básicos. Además, en la periferia, la semana ha empezado también con alzas para las rentabilidades de los bonos a 10 años”, apuntan desde Banca March.
¿Qué ha estado ocurriendo? En opinión de Jack Janasiewicz, estratega y gestor de carteras de Natixis Investment Managers, las preocupaciones sobre la inflación y los tipos son exageradas, por lo que el mercado se está adelantando. “Aunque la caída del mercado de renta variable y la subida de los tipos de interés han hecho que se hable de una operación de capitulación en la renta fija, seguimos manteniendo, por ahora, que las preocupaciones sobre la inflación y los tipos son exageradas. El término capitulation trade,conocido coloquialmente como puke trade, es una referencia a los inversores que optan por vender una posición con pérdidas, durante un periodo de declive. Dicho de otro modo, es un clímax en la presión de venta. Aunque es posible que se haya producido un puke trade, esto no indica necesariamente una amenaza para la recuperación de la pandemia o un mayor riesgo de inflación a corto plazo”, explica Janasiewicz.
La situación se resume así, según Janasiewicz: “Algunos vendedores de renta variable están saliendo simplemente porque todos los cool kids del mercado lo están haciendo. Mientras tanto, los perseguidores de tendencias y los pequeños operadores están vendiendo bonos del Tesoro. Los inversores que se dedican a hacer coberturas de MBS están vendiendo bonos del Tesoro. Las encuestas de opinión muestran que a nadie le gustan los bonos del Tesoro. La preocupación por la inflación se ha convertido en un consenso. Y hemos dicho repetidamente que creemos que el mercado se está adelantando a la historia de la inflación. ¿Hemos visto un capitulation trade en la renta fija? Ciertamente lo parece. La conclusión es que, al igual que las descargas de la renta variable que nos gusta ver, ésta es básicamente la misma descarga, pero en el país de los bonos”.
Según indica Vincent Chaigneau, responsable de análisis de Generali Investments, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años han subido más de 100 puntos básicos desde los mínimos de agosto de 2020, y dos tercios de la subida se han producido este año. Esto ha comenzado a causar inquietud en determinados activos de riesgo (especialmente en las acciones que tan bien lo hicieron durante la crisis), pero la venta de bonos hasta ahora ha sido menos tóxica que el «taper tantrum» de 2013.
“En ese momento, los rendimientos de los bonos estadounidenses a 10 años subieron unos 150 puntos básicos en cuatro meses, un movimiento totalmente impulsado por los rendimientos reales. Por el contrario, la ola de ventas posterior a la crisis del COVID-19 se debe principalmente a las expectativas de inflación. Dicho esto, los rendimientos reales a 10 años han tocado fondo, subiendo 40 puntos básicos en menos de un mes. El componente del rendimiento real tiende a ser más tóxico para las condiciones financieras. Normalmente, la subida de los rendimientos reales ha coincidido con un aumento de la correlación entre los bonos y las acciones, una mala noticia para las carteras diversificadas”, explica Chaigneu y lanza una pregunta: “¿Pueden los bancos centrales detener la situación?”
En su opinión, no es fácil. “Comprar más bonos puede contener los rendimientos reales, a riesgo de perder el control de las expectativas de inflación. El BCE ha empezado a intervenir verbalmente, pero es probable que no actúe con decisión esta semana. La Fed ha sonado más relajada -hasta ahora-. En este momento es menos probable que no, pero una Operación Twist y/o la prolongación directa de las compras del programa de Expansión Cuantitativa en la reunión del 17 de marzo sería una buena noticia tanto para los bonos como para las acciones. Salvo que se produzca dicha intervención, la tendencia al alza de los rendimientos puede ser positiva, dada la mejora de las condiciones económicas y con el mercado de bonos aún sujeto a una repentina escasez de liquidez”, concluye.