Hace unos días tuve un sueño que me transportó a la biblioteca del futuro. Todos los libros se habían reordenado según principios del año 2020. Primero reparé en que las guías de viaje estaban en la misma estantería que la literatura fantástica. Pero había más: los libros sobre política estaban con los de ciencia ficción, los de empresa y economía con los de espiritualidad y los de climatología y medio ambiente con los de religión.
Me di la vuelta y miré hacia la pared contraria: periodismo estaba clasificado dentro de activismo político, los libros sobre inversión en bolsa se encontraban en la sección de entretenimiento y los de ciencia, en la de ficción. Los libros habían sido reorganizados por potentes fuerzas, pero en realidad todo era una pesadilla. O no…
Una lección que nos ha dejado 2020 es que los cambios pueden ser muy rápidos. Y que rara vez vienen solos. Por eso trazo con humildad pequeñas líneas que describen direcciones de cambio, de disrupción, para los próximos años.
Cada día busco oportunidades de inversión que se derivan de cambios en la tecnología, la legislación y el comportamiento de los consumidores dentro de cinco cinco categorías:
- La conectividad
- La movilidad urbana
- La revolución de las máquinas
- La evolución demográfica
- La economía verde
La pandemia ha reforzado, cambiado, destruido y creado un amplio abanico de modelos de negocio. Dentro de la conectividad, los cambios en el comercio electrónico, el streaming de audio y vídeo y las videoconferencias después del COVID-19 son sustanciales y duraderos.
En materia de movilidad urbana, entramos en 2020 con un conjunto de servicios de transporte compartido (p. ej., Uber, Lyft) muy populares. Eso cambió ante la demanda de menos contacto social impuesta por la pandemia. Los ciudadanos chinos que solían gastar pequeñas fortunas en viajes internacionales comenzaron a comprar coches eléctricos en su lugar. Asistimos a un incremento de las nuevas subvenciones en la UE y a la aparición de coches eléctricos nuevos y atractivos que contribuyeron a generar récords mensuales como porcentaje de las ventas totales en 2020. Y eso es solo el principio.
Como categoría de inversión, la revolución de las máquinas también cobró un gran impulso con la pandemia.
El cierre de los proveedores chinos en el primer trimestre de 2020 se dejó sentir rápidamente en la industria japonesa, europea y estadounidense. Los cierres debidos a las perturbaciones de las cadenas de valor internacionales se convirtieron en algo habitual en el segundo trimestre, a menudo acompañados de las palabras «¡Nunca más!». El COVID-19 reforzó la tendencia a traer de vuelta la totalidad o una parte de la producción desde China. La robotización y la automación de los procesos de producción se encuentran ahora en el comienzo de un nuevo ciclo de inversión. A veces, un ciclo como este dura de cuatro a cinco años.
La COVID-19 también ha tenido repercusiones demográficas. El efecto del COVID-19 en dónde y cómo viven las personas tiene que ver principalmente con la comida y la biotecnología. Entre los que se lo puedan permitir, esperamos que más y más personas opten por alimentos saludables para fortalecer su sistema inmunitario. Y la respuesta a las predisposiciones genéticas y lo que uno necesita en mayor cantidad o evitar desde el punto de vista de la nutrición o el estilo de vida, pronto lo obtendremos de la biotecnología.
El cambio más disruptivo debido al COVID-19 fue la forma que va a adoptar el crecimiento en el mundo, en el sentido de crecimiento verde y circular. Las subvenciones verdes en Europa, la llegada de Biden a la Casa Blanca junto con la mayoría en el Congreso, y los compromisos de Corea y Japón dan lugar a normas verdes que crearán, fortalecerán, destruirán y debilitarán un abanico de modelos de negocio. Emisiones, producción y distribución de energía, materiales, reciclaje, biodiversidad, captura de carbono… palabras y términos que estarán asociados a otros como subvenciones, obligatoriedad y prohibición.
Todo pagado con deuda. Con un tipo de interés negativo que lo hace posible, durante un tiempo. Tal vez hasta que las subvenciones regresen en forma de impuestos… Ser verdes con cifras positivas es la mayor apuesta de Europa en décadas.
2020 fue el año de las grandes tecnológicas: Apple, Google, Facebook, Amazon y tal vez Tesla. No se volverá a repetir. Este año nos mantendremos alejados de ellas, al menos hasta que sepamos qué va a ocurrir en el plano normativo. Existe una sensación de «incomodidad» en la cultura de las «grandes tecnológicas». Todos estos años que hemos creído que estábamos usando sus servicios, ¿en realidad nos han estado usando ellas a nosotros?
Las empresas de comercio electrónico (Amazon, MercadoLibre, Sea, Alibaba) seguirán aumentando sus cuotas de mercado y posiblemente también ataquen la hegemonía de la cuenta bancaria.
En 2021 veremos cómo las estimaciones sobre ventas de coches eléctricos aumentan considerablemente de cara a 2030. El hidrógeno vivirá varios avances. Hacia el otoño de 2021, esperamos que las empresas estadounidenses, europeas y japonesas relocalicen ayudadas por la automatización y la robotización. Las regiones ricas del mundo se centrarán más en los alimentos ecológicos. La investigación genética registrará avances y durante los próximos dos años se completará un número récord de estudios.
En 2021 la disrupción brindará mayores oportunidades. Un mundo más ecológico, impulsado por la legislación y los cambios en los comportamientos de los consumidores, es algo que ocurrirá en todos los continentes.
2021 marca el comienzo de una oleada de inversiones en electrificación (Siemens, Schneider Electric, Rexel, Atkore, Alfen), energía eólica marina (Gamesas, Vestas), energía solar (First Solar, Sunrun), hidrógeno (Iwantani, Bloom, Hydrogenpro, Xebec), cables eléctricos (NKT, Nexans, Prysmian), construcción de parques eólicos marinos (Offshore Heavy Transport, Cadeler), redes inteligentes (Itron, Landis, Badger), almacenamiento (Wärtsilä, Enphase), eficiencia energética (Covestro, Hunstman, Cornerstone, Barratt), economía circular (Veolia, Carbios, Renewi, Biffa, Re:newcell), captura de carbono (Geo-Loop) y depuración de aguas (Energy recovery).
Puede que incluso un vetusto fabricante de trenes como Alstom reciba impulso de las subvenciones que fluirán durante varios años hacia la movilidad ecológica y urbana. Las empresas viejas y «aburridas» que aprovechan las oportunidades disruptivas suelen ser buenas inversiones. El flujo de efectivo, el valor y el ratio de deuda se utilizarán de nuevo con respeto. Son herramientas financieras que van a regresar, tal vez como un boomerang.
Gracias por su tiempo. Les veo en el futuro.
Tribuna de Audun Wickstrand Iversen, gestor de carteras en DNB Asset Management.