Debido a la situación de enfrentamiento que se estaba viviendo entre el presidente Pedro Pablo Kuczynski y el Congreso, y que había llegado a un punto de quiebre con una crisis de gobernabilidad y parálisis de iniciativas de crecimiento y reformas, creemos que la renuncia del presidente y, por consiguiente, una transición ordenada para un gobierno de Martín Vizcarra puede ser positivo para el país.
En su mensaje de juramento, el presidente Vizcarra fue muy claro en su intención de ejercer el cargo hasta el término de su mandato, y también anunció la renovación completa del gabinete ministerial, lo cual consideramos que era clave para marcar distancia con el gobierno anterior y una señal de querer dar vuelta a la página finalizando la política de “odio y confrontación” de los últimos años.
Los mercados han tomado de manera positiva los cambios, y las expectativas de mayor gobernabilidad y menor incertidumbre se han reflejado la semana pasada en apreciación del tipo de cambio (1.48%), reducción en las tasas de interés de la curva local (10bps del bono a 10 años), y subida de la bolsa (1.33%), a pesar de haberse presentado días volátiles en los mercados internacionales.
Las agencias calificadoras de riesgo Moody’s, S&P y Fitch han ratificado la calificación crediticia de Perú y mantenido la perspectiva estable.
En cuanto al panorama político hacia adelante, creemos en general se pueden contemplar tres escenarios:
Una tregua entre el Congreso y el nuevo gobierno. Esto no quiere decir que el Congreso vaya, de la noche a la mañana, a tener una actitud colaborativa (lo cual no es muy probable), si no que se reduzca la actitud de confrontación y obstrucción, se reabra el diálogo con el ejecutivo, y se logre tener puntos de encuentro que les permitan trabajar juntos en algunos temas centrales. Este escenario sería bastante favorable en relación a los últimos meses, considerando los sólidos fundamentos macroeconómicos y altos precios de commodities que deberían permitir que la economía crezca cerca de su potencial. El crecimiento podría estar cercano al 4% o superior en este escenario.
El Congreso continúa con una actitud de confrontación y obstrucción. Estaríamos en situación similar a los últimos dos años, con crecimiento letárgico y por debajo de potencial, pero aún positivo por los sólidos fundamentos macroeconómicos. El crecimiento podría estar entre 2.5% y 3.5% bajo este escenario.
El Congreso tratará de forzar una renuncia o que se convoque a elecciones generales. Este sería el escenario de mayor incertidumbre. Toda la clase política ha salido golpeada de la crisis actual, lo cual abriría la puerta a que pueda surgir un outsider o candidato de planteamiento radical.
Creemos que el primer escenario es el más probable. Más allá del mensaje de aceptación por la mayor parte del Congreso (que es discurso político y puede ser bastante volátil), creemos hay algunos factores que sustentarían este camino.
En primer lugar, el Congreso ha salido muy desprestigiado con ésta crisis política, llegando a su punto más bajo de aprobación con 11% según encuesta de GFK (menor incluso que la de Kuczynski). Los principales partidos, y en particular el de Keiko Fujimori, probablemente saldrían con representación significativamente menor de darse elecciones generales en este momento (con lo cual también creemos que el tercer escenario es poco probable). Es de interés de los congresistas tratar de cambiar su imagen de impulsores de inestabilidad (y apelar a que la población tenga poca memoria), apuntando a llegar fortalecidos a las elecciones del 2021 (y también a las regionales y municipales de octubre del presente año).
En segundo lugar, Martin Vizcarra no tiene realmente un partido. Si bien esto puede ser visto como una debilidad en algunos casos, en la coyuntura actual puede ser un factor positivo dado que probablemente no lo vean como amenaza política (no hubiera salido elegido como presidente en las elecciones), lo cual puede abrir la puerta a un poco más de diálogo.
En relación a esto último, si bien Martin Vizcarra no era tan conocido antes por el público general, no quiere decir que no tenga experiencia política. Tuvo una buena gestión como gobernador regional de Moquegua, donde logró importantes resultados en educación (que mencionó como una de sus prioridades en el mensaje a la nación) y consiguió manejar situaciones complejas con empresas mineras, puntos que pueden ser relevantes para ganar apoyo de las regiones y de algunos congresistas.
La situación que recibe es compleja y va a requerir mucho manejo político. No obstante, en la medida en que se reduzca el clima de enfrentamiento (que también debería ser interés del Congreso), esto brindaría un impulso a la economía simplemente por una reducción de incertidumbre política dado que el resto de condiciones son favorables; creemos que este es el escenario más probable.
En el inicio de su mandato ha dado una buena impresión. La primera prueba real se dará en los próximos días con el nombramiento de los nuevos ministros, lo cual también permitirá tener algunas señales de la nueva actitud de los congresistas.
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