De manera sencilla, un ciclo financiero mide la evolución combinada de los precios de la vivienda y el volumen de deuda en el sector privado de una economía. Los ciclos financieros son una vía para estudiar la relación entre los precios de la vivienda, el crecimiento del crédito en el sector privado y el crecimiento económico. El concepto y metodología han sido desarrollados por el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por las siglas en inglés de Bank for International Settlements).
La base conceptual reside en una observación sencilla: las tendencias en los precios de la vivienda y el crédito del sector privado se desarrollan lentamente, con el progreso de cada tendencia influenciada por la otra en una retroalimentación positiva.
Es importante poner énfasis en que el ciclo financiero está orientado al crédito y, de esta forma, es muy diferente del ciclo económico (que mira la producción). Este foco diferente ha implicado que, de media, los ciclos financieros duren al menos el doble que los ciclos económicos habituales.
Profundizando sobre el trabajo pionero del BIS, he encontrado que los ciclos financieros son de un uso particular positivo. Son, desde mi punto de vista, una herramienta poderosa que los inversores pueden emplear para valorar la previsión de las economías y los retornos de las clases de activos.
Cuatro fases, cuatro entornos de inversión
Comportamiento típico de los bonos y renta variable (únicamente con propósitos ilustrativos)
Es importante tener en cuenta que no son los niveles absolutos de deuda lo que importa para los ciclos financieros. Dicho de otra forma, si el ciclo financiero está subiendo o bajando es de una importancia limitada. En cambio, es la tasa de cambio en el crecimiento de la deuda lo que parece ser crucial: si el ciclo se está acelerando o desacelerando.
Para los inversores, es razonable dejar el debate sobre la naturaleza precisa de la relación entre deuda, precios de la vivienda y la economía real a los académicos. Lo que es de un interés práctico mayor es la observación de que estos puntos de inflexión en los ciclos financieros son infrecuentes y a veces coinciden con cambios en la suerte de la renta variable y los mercados de bonos.
Un ciclo financiero tiene cuatro fases diferentes. Cada fase se caracteriza por una combinación particular de pendiente (si el ciclo va al alza o a la baja) e inclinación (si el ciclo se acelera o decelera).
Hemos observado retornos de activos a través de 17 ciclos diferentes cubriendo 40 años de información. En base a este trabajo empírico, los bonos han tendido a comportarse mejor –en relación a la renta variable- durante los picos del ciclo (fases 1 y 4), mientras que los retornos de la renta variable son habitualmente más sólidos durante las depresiones (fases 2 y 3):
- La fase 1 es la caída inicial después del repunte: el crecimiento del crédito se desacelera significativamente, los precios de la vivienda caen notablemente.
- La fase 2 es la segunda parte de la recesión, cuando el ciclo se desacelera hacia una depresión. El apalancamiento continúa, aunque hay señales de que llega a su fin. Dicho de otra manera, la tasa de crecimiento de los precios de la vivienda y el crédito siguen siendo negativos, pero se vuelven todavía más negativos.
- La fase 3 comienza cuando el ciclo alcanza un punto de inflexión y se mueve al alza mientras la inflación en el precio de la vivienda y crecimiento del crédito se vuelven positivos.
- La fase 4 lleva a máximos del ciclo. Algunas veces, el ciclo se frena y parece dirigirse a un punto de inflexión, solo para recuperar impulso y regresar a la fase 3. Hemos solido observar ciclos que alternan entre las fases 3 y 4.
Si la historia sirve como guía, el marco que empleamos (impulsado por economistas del BIS) tiende a funcionar mejor en Estados Unidos y en otros países con grandes economías autónomas que incluyen sectores bancarios significativos.
Por el lado contrario, hay países donde la conexión entre los cambios en el ciclo y el precio de los activos es a veces más débil. En Alemania, por ejemplo, los precios de la renta variable de muchas grandes compañías están menos atados a las condiciones domésticas y son más dependientes de ciclos en mercados emergentes (principales destinos de las exportaciones).
Columna de Capital Group escrita por Jens Søndergaard, analista de divisas