A medida que evoluciona la presidencia de Trump, observamos tres tendencias interrelacionadas en el mercado:
1. Ha regresado la volatilidad de las tasas de interés: es posible que hayan terminado las “tasas más bajas durante más tiempo».
Como mencionamos, las tasas estadounidenses estaban subiendo antes de las elecciones, lo que reflejaba en parte las mayores expectativas de inflación. Trump prometió́ antes de ser elegido políticas orientadas al crecimiento, incluyendo recortes de las tasas impositivas corporativas, gastos fiscales en proyectos de infraestructura (potencialmente financiados mediante deuda) y desregulaciones. Estos factores combinados podrían impulsar más el crecimiento real y la inflación.
Pero no conocemos la medida de los potenciales gastos en infraestructura ni cuan rápidamente se realicen. Esto se aplica también a los recortes de la tasa impositiva y la desregularización, que pueden ser polémicos y complicados. Es probable que esta incertidumbre impulse la volatilidad de las tasas. No podemos estar seguros, por ejemplo, de si el reciente repunte de las tasas a largo plazo ha sido anticipado, y es que hemos visto una serie de comienzos falsos en la parte larga de la curva.
2. Es probable que el ciclo de crédito se amplíe.
Es probable que las mismas políticas orientadas al crecimiento amplíen el ciclo de crédito en Estados Unidos, que se ha encontrado en la recta final durante algún tiempo. Con la mejora de la economía, las tasas de incumplimiento en los bonos corporativos estadounidenses (tanto investment grade como de deuda high yield), los prestamos a tasa flotante y los bonos municipales serán probablemente relativamente bajas y estables a lo largo del nuevo año.
3. Un potencial “día de campo” para la administración activa de renta fija.
Antes de las elecciones los bancos centrales globales eran la única opción. Proporcionaban liquidez mediante la gestión de las curvas de rendimiento de las tasas de interés (a la baja) e impulsando los precios de los activos financieros de riesgo, a la vez que privaban a los mercados de su importante función de determinación del precio. Con la mayor incertidumbre de las tasas de interés causada por la elección de Trump, los mercados tienen que volver a actuar como tales, ponderando las fuentes de riesgo y rentabilidad en una serie de escenarios.
La incertidumbre se agrava por los discursos proteccionistas de Trump. Finalmente, otros países podrían responder con sus propias medidas proteccionistas; esas políticas podrían socavar el crecimiento global (y estadounidense), estimular la inflación y ser una carga para los mercados financieros.
Como resultado, creemos que Trump ha ampliado el rango de posibles resultados —tanto buenos como malos— más allá del progreso «a duras penas» de los últimos años. Con las políticas en pro del crecimiento, la posibilidad de sobrepasar el 3% en el crecimiento nominal del PIB estadounidense se convierte en un escenario más probable, pero esto ocurre también con una posible contracción económica causada por guerras comerciales que llevarían a una reducción del comercio global. Naturalmente, estas consideraciones dependerán de la agresividad con la que la Reserva Federal estadounidense aumente los tipos de interés en su reunión de mañana.
En pocas palabras, un entorno con un rango más amplio de posibles resultados —a diferencia de uno determinado por las políticas de los bancos centrales— brinda a los administradores activos mejores oportunidades para añadir valor, especialmente en sectores de ingresos menos eficientes que frecuentemente reaccionan exageradamente frente a los factores cambiantes de los mercados. El valor añadido por los administradores puede ser tanto oportunista como defensivo.
Payson F. Swaffield es CIO de renta fija de Eaton Vance Management.