La inversión de un país necesariamente tiene que estar financiada, y eso implica que la inversión siempre tiene que ser igual al ahorro. Si se desea que la inversión aumente tiene que incrementarse el ahorro, si el ahorro disminuye la inversión tiene que reducirse.
Hay tres tipos de ahorro. El ahorro privado, el ahorro público y el ahorro externo.
El ahorro privado es la diferencia entre el ingreso disponible de las personas (ingreso después de impuestos,) y lo que consumen. Si el ingreso disponible es mayor que el consumo existe ahorro privado, en caso contrario habría un desahorro privado o ahorro privado negativo, tienen que pedir prestado. El ahorro público es la diferencia entre los ingresos del gobierno y sus gastos. Cuando los impuestos que cobra el gobierno son mayores que su gasto existe un ahorro público, que también se le llama superávit público, cuando los gastos del gobierno exceden a los impuestos que cobra se le denomina déficit público y significa un desahorro público o ahorro público negativo, lo que implica que tiene que pedir prestado.
Cuando las importaciones de bienes y servicios de un país son mayores que sus exportaciones se tiene un déficit en cuenta corriente que significa un ahorro externo, porque llegan al país mayor cantidad de bienes y servicios que los que salen del país, en otras palabras, hay una transferencia neta de bienes y servicios del resto del mundo al país; ese excedente son recursos que el resto del mundo le presta al país. Si se presenta un superávit en la cuenta corriente significa que se están enviando al resto del mundo más bienes y servicios que los que se reciben y por lo tanto hay un desahorro externo o ahorro externo negativo, se le presta al resto del mundo.
En el caso de los Estados Unidos, en los últimos años el ahorro externo (déficit en cuenta corriente) ha estado financiando al déficit del gobierno (desahorro público o ahorro público negativo) y, junto con el ahorro privado, a la inversión. Sin embargo, el Presidente Trump quiere disminuir el déficit en cuenta corriente de los Estados Unidos y de manera simultánea reducir los impuestos y aumentar los gastos del gobierno. Si el déficit en cuenta corriente disminuye el ahorro externo va a ser más pequeño y si a la vez el déficit público aumenta (por cobrar menos impuestos) el desahorro público (ahorro público negativo) va a ser más grande, lo que implica que va a haber menos ahorro disponible para poder financiar la inversión. Eso tiene dos posibles consecuencias, o las personas tienen que aumentar su ahorro para prestarle al gobierno y compensar los recursos que ya no se van a recibir del exterior o la inversión tiene que disminuir. Dado que en los últimos años el ahorro privado no ha aumentado, lo más seguro es que la inversión disminuya y por lo tanto se tenga un impacto negativo en la economía.
En síntesis, reducir el ahorro externo, o sea el déficit en cuenta corriente, tiene un impacto negativo sobre la inversión, a menos que de manera simultánea se incremente el ahorro nacional, es decir, el de los privados y/o el del gobierno.
Columna de Francisco Padilla Catalán