La EAFI media en España, con forma de persona jurídica, es una microempresa que, de media, facturó el año pasado 271.285,18 euros, obtuvo unos beneficios de 47.027,33 euros y dio empleo a 3,53 empleados. La EAFI media persona física consiste en una persona autoempleada que factura 22.630 euros y que obtiene unos beneficios de 8.588,27 euros. Los datos obtenidos por C&R Investment Financial Advisor EAFI, autora del «Estudio de las empresas de asesoramiento financiero en España (EAFIs)», presentado esta mañana en Madrid por Albert Ricart, socio de la entidad, dibujan un sector en el que la mayor parte de las empresas son micropymes inmersas en un entorno altamente regulado.
“Esto evidencia que numerosas EAFIs tienen una reducida estructura, y que por tanto tienen que cubrir todos los campos de trabajo: captar y atender a los clientes, seguir los mercados, hacer informes, etc. Un exceso de cargas administrativas perjudica y afecta muy negativamente a lo realmente importante: el seguimiento de los mercados, la atención a los clientes y el buen asesoramiento”, denuncia Ricart. Con todo, trata de dar un mensaje de la oportunidad que esta foto puede suponer para el sector, abriendo la puerta a un futuro de consolidación: “Tenemos el futuro en nuestras manos. La regulación hace que el mundo derive hacia un entorno de grandes bancas y empresas de asesoramiento, lo que está llevando a una concentración de asesores en Estados Unidos y Reino Unido, con la RDR. En España también hemos de trabajar todos juntos, porque de otro modo dejaremos de ser viables económicamente. Y tenemos un universo enorme de potenciales clientes minoristas para crecer”, afirma, convencido de que 130 entidades no son suficientes y “hemos de mirarnos en el espejo de Francia”, que cuenta con 6.000.
Porque en España, el número de entidades es muy reducido pero además el tamaño es muy modesto. Así, las EAFIs con facturación superior a 446.000 euros (es decir, aquellas que están en el grupo de las 15 mayores) suponen el 18% del total pero aglutinan el 72,51% de la facturación total del sector, casi el 90% de los beneficios y más de la mitad de los empleos; es decir, el negocio está bastante concentrado en una quincena de entidades. De hecho, la dispersión es grande: solo 24 de las 82 EAFIs estudiadas están por encima de la media mientras 23 facturaron el año pasado menos de 30.000 euros, con beneficios acumulados de algo más de 5.000 euros.
Fuente: Estudio de las EAFIs, por C&R. *
¿Viable un negocio con cliente minorista?
Una foto que se complica teniendo en cuenta las nuevas obligaciones que estas entidades tendrán que cumplir a partir del año próximo, tanto a nivel de cumplimiento normativo, como de auditoría y derivadas de la ley de tasas, que podrían encarecer el servicio. Aunque habrá que esperar para ver el impacto en el modelo de negocio, según indicó David Gassó, presidente de EAF, el órgano del Colegio de Economistas para las EAFIs, lo que parece claro es que los costes podrían aumentar y hacer inviable el servicio al minorista, con el riesgo de que las EAFIs dejen de cumplir “la labor social” que tienen para Ricart, pues es este cliente el que más necesita de asesoramiento. “No podemos permitir que el cliente minorista se quede sin el servicio”, añade Gassó.
Según las conclusiones del estudio, “el cobro de tasas por cliente puede motivar que las EAFI prescindan de dar asesoramiento al cliente minorista de menor patrimonio (y, por ende, de menor ingreso) dado que el coste medio por cliente en el caso de menos de 25 clientes (el promedio se sitúa en 31 clientes por EAFI) supone una merma muy importante del ingreso medio que se puede obtener. Esto podría llevar a la contradicción de que el cliente que necesita más el asesoramiento (la CNMV conoce los casos de mala comercialización de preferentes, estructurados, etc. que se han llevado a cabo precisamente en este segmento de inversores) se vea expulsado del mismo por razones económicas de viabilidad empresarial”. Según la información estadística de CNMV, los clientes minoristas de menos de 600.000 euros de patrimonio suponen el 68,5% del total de clientes asesorados por las EAFIs.
Según Ricart, una EAFI que dé servicio solo a clientes minoristas y de perfil medio moderado puede ser viable con una facturación a partir de los 15-18 millones de euros, cobrando una tarifa anual del 0,9% sobre el patrimonio (más comisiones de rentabilidad), cifra que se reduce al 0,5% ante la devolución al cliente de las retrocesiones recibidas.
Los obstáculos
Teniendo en cuenta el tamaño de las EAFIs, y además de las cargas regulatorias, el sector afronta otras las problemáticas que no ayudan a su desarrollo. Por ejemplo, las “puertas traseras” que deja la ley, pues al no haber una definición clara de lo que es asesoramiento financiero dentro del sector hay multitud de formas de negocio y maneras de enfocar el mismo. O la forma en que está planteada su supervisión: “Al ser las EAFIs consideradas una Empresa de Servicios de Inversión (ESI), sin una normativa específica, hace difícil el crecimiento de esta figura en España, en comparación con otros países de Europa”, denuncian.
Otra consecuencia de no tener una normativa específica para las EAFIs es que toda norma invoca al “Principio de Proporcionalidad”, pero no es concreto ni objetivo la aplicación de este principio y queda sujeto al arbitrio del supervisor. “Existe una gran preocupación en el sector sobre el exceso de regulación y requisitos formales a los que están sometidas las EAFIs. Ello está suponiendo un freno a la expansión de esta figura, y generando unos costes y un consumo de tiempo que pone en peligro su propia viabilidad”, advierte Ricart. Gassó añade que el exceso de regulación es tan malo como su ausencia, y apela a la posibilidad de MiFID II de poner en valor el servicio de asesoramiento.
Los expertos también se quejan de las vagas respuestas de la CNMV al intrusismo, muy común. “Hay multitud de figuras que ejercen el asesoramiento financiero de manera totalmente “intrusa”. A esto se añade otros profesionales que realizan esta actividad de forma accesoria (o al menos así lo indican), que prestan el servicio de asesoramiento a clientes sin ningún tipo de cortapisa, e incluso con más atribuciones que las propias EAFI (por ejemplo estando apoderados por los propios clientes, es decir realizan una gestión encubierta). Los asesores que actúan al margen de la legalidad suponen una competencia grande para las EAFI, llegando en ocasiones a “robarles” clientes», ante su menor coste o la posibilidad de tramitar órdenes», por ejemplo, algo en lo que también están tratando de llegar a acuerdos con la CNMV.
Otros problemas son el desconocimiento por parte de los clientes minoristas de la figura y la falta de cultura al pago por asesoramiento. Y, por encima de todo, las reticencias de la banca privada: “La banca privada no apuesta por el sector de las EAFIs, no está a gusto por el riesgo reputacional que supone para el banco trabajar con profesionales con criterio propio”, explica Ricart, aunque añade que algunas entidades (como Andbank, USB o Bankinter) sí están comprendiendo su modelo y haciendo una fuerte apuesta por el trabajo conjunto. Por último, piden una fiscalidad más favorable al servicio de asesoramiento.
Con todo, «hay hueco en el mercado actual para las EAFIs, porque los bancos y agentes subjetivan el asesoramiento, al colocar producto, mientras las EAFIs pueden ser objetivas, es la opción limpia», afirmó Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, comprometido a dar más visibilidad a la figura a través de la revista de EAF y de un observatorio financiero que están desarrollando.
*En los datos eliminan negocios como el de ETS o Arcano, que dicen, desvirtúan las cifras, porque “en este sector se ha dado cabida a empresas que no desarrollan la labor de EAFI y hay EAFIs que se ubican dentro del sector, pero pertenecen a grupos con intereses y actividades diversas en el sector de los servicios financieros. Ello explica que se puede hallar una sola que aporta el 26,3% a la facturación global del sector, el 53,3% del beneficio y el 15,53% de empleados”.