Parte de la crisis de confianza que azota a la banca y al sector financiero mundial se debe a que ha fallado a la hora de cumplir el papel que tiene que desempeñar en la sociedad. La responsabilidad social de la banca se centra, en origen, en tres aspectos, según explica en una entrevista a Funds Society Jorge Medina, director del Máster in Responsible Banking del IEB. En primer lugar, ha de fomentar el crecimiento económico y la inclusión social, gracias a su papel de asignador de recursos e intermediario financiero entre unos ahorradores que buscan un lugar donde depositar su capital y aquellos que necesitan de préstamos para salir adelante o realizar inversiones. En segundo lugar, la banca ha de proteger los depósitos o el capital de los ahorradores e inversores y, en tercer lugar, tiene como responsabilidad social fomentar la estabilidad financiera.
Según el experto, claramente el sector ha fallado a la hora de cumplir con su papel en la sociedad: “El grifo de la financiación se ha cerrado en muchos lugares, con lo que los recursos no se asignan adecuadamente; no se han protegido adecuadamente los ahorros y, como consecuencia de la inestabilidad financiera creada, se han sucedido rescates de muchos bancos a cuenta de los contribuyentes”, explica. Es decir, la banca no solo ha fallado a la hora de cumplir con su responsabilidad dentro de la sociedad sino que también ha contribuido a una recesión económica tan importante que ha llevado a una crisis de liquidez y solvencia que ha obligado a una intervención de los gobiernos, con el consiguiente incremento del déficit y la carga social que ello conlleva, en forma de pago por parte de los contribuyentes y alto nivel de desempleo en países como España. “Ha ocurrido todo lo contrario a lo que debería ser la banca y, en vez de ayudar a la sociedad, ha sido una correa de transmisión de la crisis”, explica.
Para Medina, esto pone de manifiesto no solo los problemas que pueden generarse si falla a la hora de cumplir su rol adecuadamente, sino también la importancia de la banca dentro de la sociedad, por lo que defiende salvaguardar y recuperar un sector que es el motor del crecimiento económico y también de la inclusión social a través de iniciativas como las microfinanzas. “Las microfinanzas son un elemento clave de responsabilidad social corporativa y han ayudado mucho a fomentar el crecimiento económico y social en zonas marginadas”. Para Medina, es clave contar con un conocimiento de estas poblaciones y la tecnología es una herramienta clave para lograr que las microfinanzas puedan cumplir con su objetivo.
La importancia de la banca
“Puede haber una desbancarización del sistema financiero”, explica refiriéndose a los mercados como complemento a la financiación de empresas y a otras alternativas como el crowdfunding, “y pueden surgir nuevos actores con los que tendrá que convivir, pero la banca es imprescindible, no puede desaparecer: hay que recuperar, sanear y dotar de solvencia al sector para que vuelva a facilitar el crédito y proteja a los ahorradores”.
Eso no significa defender a ultranza los rescates públicos, la imposibilidad de quebrar o el hecho de que algunos tenedores de bonos o productos de deuda bancaria con riesgo no puedan asumir pérdidas (algo que deberá depender del producto contratado y su riesgo), sino la importancia del sector. Medina explica que la legislación europea, y el proyecto de unión bancaria en particular, pretenden establecer mecanismos de supervisión y protección para evitar los rescates públicos y forjar unas entidades autosuficientes con recursos propios capaces de absorber potenciales pérdidas y solucionar sus problemas.
El cambio cultural que se fragua
Como consecuencia de estos problemas y la responsabilidad parcial del sector en la crisis debido a sus malas prácticas (“aunque no es el único culpable”, matiza Medina), la confianza en el sector se ha deteriorado de forma significativa y “la sociedad, los clientes e inversores exigen un cambio”. Según el experto, las entidades son conscientes de ello y están inmersos en todo “un cambio cultural”, que se está materializando en la implantación de valores y principios responsables, como “la integridad, la transparencia, la honestidad, una gestión de riesgos más prudente y la colocación al frente de sus estrategias de objetivos tanto financieros como sociales y medioambientales”, además de recuperar la profesionalidad de sus empleados. Medina considera que las grandes entidades, las que marcan tendencia, están asumiendo esos valores y dando pasos hacia la sostenibilidad del sector.
Un back to basics que evite conflictos de intereses, busque objetivos a medio y largo plazo, ofrezca créditos de forma responsable, se centre en analizar las necesidades de los clientes y aporte soluciones a las mismas y, en definitiva, lleve al sector a sus orígenes para que pueda cumplir con su responsabilidad social: crear crecimiento y estabilidad teniendo en cuenta todo su entorno. “El mundo ha cambiado y las soluciones que debe aportar son diferentes. Además, el cliente tiene ahora más poder, lo que coloca a la banca en una nueva posición social”, explica Medina.
El impulso de la regulación
Uno de los motores que está impulsando que el sector vuelva a cumplir con el rol social que le corresponde de intermediario financiero y salvaguarda de los ahorros y la estabilidad financiera es la regulación, si bien Medina es partidario de una “mejor regulación” a una mayor regulación, que permita equilibrar la seguridad del cliente con un sistema sostenible. Y advierte de un exceso de prudencia, en términos de protección y exceso de información que está dando lugar actualmente a “situaciones anormales”.
En este sentido, considera clave también el papel de la banca en la sociedad como educador financiero, a través de prácticas de mejor comunicación con el cliente y también a través de una mejor formación de sus profesionales. De ahí que en el máster que dirige Medina se orienta principalmente a profesionales y directivos de banca “que no saben cómo reaccionar a situaciones difíciles en las que no se está alineado con los objetivos del banco o que les plantean riesgos morales”.
Una iniciativa mundial
El máster que Medina dirige ha creado el primer decálogo de la banca responsable y también ha tenido una iniciativa para implicar a bancos de diferentes continentes. Se llama ‘Responsible Banking Challenge’, en la que colabora junto al IEB, WSBI (entidad que ha elaborado el decálogo) y la London School of Economics. El objetivo es invitar a todos los profesionales del sector financiero de todo el mundo a que envíen sus propuestas para contribuir al desarrollo de un sistema financiero más responsable con la sociedad, el medio ambiente y la economía. Algunos de los ámbitos en los que se pueden desarrollar estas propuestas son, por ejemplo, la inclusión financiera (según el Banco Mundial, el acceso universal a los servicios financieros contribuye a reducir la pobreza); actividades de RSC; mejoras en la buena gobernanza de las entidades; manuales de buenas prácticas en los bancos; o la creación de indicadores que puedan evaluar el nivel de responsabilidad y ética de las instituciones financieras.
La mejor iniciativa obtendrá una beca completa para cursar el Máster in Responsible Banking del IEB, WSBI, un programa online e íntegramente en inglés, que se imparte en asociación con la London School of Economics (LSE). El resto de candidatos seleccionados podrán conseguir becas del 30% al 50% en la matrícula.