La buena marcha de los mercados en el mundo occidental en los últimos tiempos, sustentada por políticas monetarias acomodaticias, está justificando un discurso mayoritariamente optimista con respecto a la economía mundial entre gestores y analistas. Pero, en medio del consenso que asegura que los mercados están adelantando la recuperación macroeconómica, aún hay mucho margen para la discrepancia. Como ejemplo, las tres visiones de mercado que aportan sendos gestores de retorno absoluto españoles y que van desde el pesimismo generalizado de Juan Manuel Mazo, de Abante Asesores, hasta el abierto optimismo de Jaume Puig, de GVC Gaesco, pasando por la diplomática postura de Francisco Esteban, de Alpha Plus.
“Estamos inmersos en la tercera burbuja 3.0”, defiende Mazo, en este caso, sustentada por los bancos centrales. El gestor asegura que “toda burbuja tiene una sentencia no escrita pero es validada por los inversores” y que, igual que en el pasado validaron la inmobiliaria bajo el supuesto de que los precios no podían caer, ahora están dando por buenos los precios de los activos financieros, en su opinión producto de los estímulos monetarios y de esa máxima de que no se puede luchar contra la Fed. Mazo, que defiende que “todo está caro porque las burbujas enseñan que no se puede ir más allá de lo razonable” –aunque juega el timming apostando por Europa frente a Estados Unidos o por los países periféricos-, dibuja unos años de bajo crecimiento y japonización en el mundo occidental, que dejará pobres retornos. Y un futuro en manos de Janet Yellen, tanto para Estados Unidos –mercado con el que es muy negativo- como para el mundo emergente. “Estamos en manos de los bancos centrales, aunque no parece que vaya a darse un fuerte cambio de política. Pero eso también es parte del consenso y la historia demuestra que a veces sucede lo menos probable”, dice. Para el experto, China supone también “un elemento peligroso”.
Muy lejos de esa visión negativa, Puig defiende un escenario en el que los beneficios empresariales y los márgenes están en máximos históricos, mientras los múltiplos o las valoraciones están por debajo de la media histórica… lo que le hace concluir que habrá una fuerte subida de las bolsas por un proceso de normalización o expansión de múltiplos. “Si te dejas llevar por lo que se ve en la calle sacas una conclusión negativa pero el mundo está creciendo”, dice. De hecho, ve el Ibex 35 en 13.300 puntos, lo que supone darle un potencial alcista superior al 30%, si bien de esa visión positiva excluye a la banca doméstica española, donde cree que lo peor está por llegar.
Esteban se posiciona en un punto intermedio entre esatas dos visiones y si bien está de acuerdo con Mazo en la burbuja del mercado estadounidense, mediatizada por la Fed (“ha crecido en la misma medida que el balance del banco central”, dice) y cuya caída se producirá en cuanto la autoridad retire estímulos, ve el mercado europeo inmerso en una recuperación sostenible. “Es el momento de invertir en España, cerrar carteras y abrirlas en tres años”, dice, coincidiendo con otros gestores y analistas. El experto otorga al Ibex un potencial de revalorizción de en torno al 20%, con entre 11.600 y 11.800 puntos.
Las estrategias
La distorsión en el precio de los activos creada por los bancos centrales permite a los gestores sacar provecho en sus carteras. Así, Esteban utiliza varias estrategias en su fondo multiactivo, como el trading direccional, estrategias de mercado neutral entre pares de índices de acciones o bonos, estrategias de pares de valores, y de global macro (sobre todo de tipo de interés y divisa), que están funcionando muy bien por esa circunstancia. Puig saca provecho al entorno aprovechando “17 ineficiencias” que ha detectado en los mercados. Una de ellas analiza los flujos de mercado y aprovecha el efecto retrovisor, consistente en que los inversores tienden a prestar atención a las rentabilidades pasadas y llegan tarde para captar la subida de los mercados. Otra estrategia se basa en el nivel de confianza de los empresarios, que actúan en los extremos como si la situación fuera a mantenerse siempre: así, en periodos alcistas se comportan como si fueran a durar para siempre y en depresiones como si el ciclo bajista fuera eterno.
Con todo, para proteger sus carteras de tres visiones de mercado tan distintas, los gestores aplican estrictos análisis cuantitativos y algunos de ellos utilizan stop losses. “En ciertos momentos nos salvamos de caídas de los mercados pero el inversor ha de saber que, si vuelven a darse momentos similares, el fondo estará protegido”, dice Puig, defendiendo su disciplina cuantitativa y ejecución automatizada de las decisiones de inversión. Esteban cuenta por su parte con una regla de gestión monetaria, consistente en arriesgar en cada momento en función e la rentabilidad lograda en lo que va de año y flexibilizando la cartera cuando más colchón tiene para hacerlo, si bien reconoce que, en un escenario de bajos tipos, generar ese colchón con estrategias de carry en renta fija es complicado y por eso utiliza también estrategias de trading.