El Gobierno de Estados Unidos ha echado el cierre, por primera vez desde 1995, ante la negativa de los congresistas republicanos a someter a votación los planes de gasto que incluían el esquema sanitario del presidente Obama, ya firmado como ley. Sin ese presupuesto aprobado, que habría permitido mantener abierta la administración federal, se ha producido un cierre ordenado que, los expertos recuerdan, no es total ni permanente, pues los servicios fundamentales como sanidad, seguridad, servicios sociales, transporte aéreo y pago de pensiones quedan abiertos. La falta de acuerdo está relacionada con la disparidad de opiniones acerca de la reforma sanitaria (conocida como Obamacare), aprobada en 2010 y el partido republicano ha visto en la votación del presupuesto una ocasión clara para presionar al efecto de retrasarla o derogarla. Esa situación abre un periodo incierto para 800.000 empleados estatales que dejarán de cobrar y para millones de ciudadanos que no podrán usar los servicios públicos como hasta ahora. La cuestión es si también habrá incertidumbre en los mercados.
En general, los gestores critican la interferencia política en un entorno de mercado que hasta ahora era favorable pero coinciden en que se llegará a un acuerdo -como ha sucedido en otras ocasiones con problemas de calado político- y que el inicial impacto negativo en el sentimiento del mercado y en la actividad económica será solo temporal. En este punto, la Fed podría ayudar como ha ocurrido en otras ocasiones.
“La disputa tiene el poder de deprimir la actividad económica temporalmente y producirá confusión en el calendario de publicación de datos económicos. Pero Estados Unidos lleva cuatro años de recuperación constante y sostenida y la Fed está lista para contrarrestar cualquier ajuste fiscal que pueda surgir de las negociaciones”, afirma Trevor Greetham, director de Asignación de Activos de Fidelity Worldwide Investment.
“La visión del consenso de una segunda mitad de año más fuerte se ha erosionado porque las compañías se resisten a contratar a trabajadores debido a que los costes que planean sobre la reforma sanitaria de Obama lo haría menos económico”, dice Dave Chappell, experto en renta fija de Threadneedle. “Aunque creemos en un compromiso de corto plazo (siempre ocurre) y los demócratas conseguirán aumentar el techo de deuda a la vez que mantener la financiación para la reforma del sistema sanitario de Obama, el sentimiento se verá afectado y la economía sentirá la onda del descontento”, añade.
Pero con las soluciones de última hora llegará el alivio, como ocurrió hace un año con el tema del precipicio fiscal. “Los políticos de Estados Unidos tienen la costumbre de levantar cabeza justo en el momento en el que los inversores empiezan a creer en la economia”, dice, recordando cuando la economía estaba dando buenas noticias y las preocupaciones por el llamado precipicio fiscal en Estados Unidos casi la devolvieron al estancamiento a finales del último trimestre de 2012. “En el último minuto el precipicio se diluyó y, con la ayuda masiva de la siempre dispuesta Reserva Federal, todo el mundo respiró aliviado y las previsiones mejoraron de nuevo”, recuerda. Eso podría volver a ocurrir, tras la volatilidad de corto plazo.
Richard Lewis, director de Renta Variable Global en Fidelity Worldwide Investment, afirma que lo ocurrido no es un evento fuerte porque el pago de los cupones de los bonos del gobierno no está en juego. “Un cierre temporal y parcial no es un evento de rating, pues no impacta en la capacidad de cumplir con las obligaciones de deuda ni en el crecimiento”, dicen también desde Bulltick, broker latinoamericano con sede en Miami. Sin embargo, adiverten de que un cierre de mayor duración podría impactar en el crecimiento y en los mercados (recuerdan que en el de 1995, que duró 28 días con la administración Clinton, el impacto en el crecimiento fue de medio punto porcentual), si bien confían en que el actual dure poco (el coste podría ser de 10.000 millones de dólares por semana). En Fidelity tienen más dudas: “Esto es sólo una batalla de cara a la galería, y podría por tanto seguir durante algún tiempo”, afirma Lewis.
«El cierre y el posterior debate sobre la deuda traerán más volatilidad. Ha habido muchos cierres del Gobierno a lo largo de la historia, no es algo nuevo, pero será un problema si se prolonga», coincide Matthias Hoppe, gestor multiactivos de Franklin Templeton Investments.
Oportunidad de compra en bolsa
Greetham no cree que el “empate fiscal” en Washington tenga un impacto duradero, y dice que la debilidad de mercado que provoca representa una oportunidad de compra. “Cuando se despeje el humo veremos una expansión global que se está fortaleciendo y ampliando, con las políticas monetarias relajadas en las economías importantes. Un buen entorno para la renta variable”, apostilla. “Cualquier caída de mercado como resultado de ese cierre parcial y renovados temores por el debate del techo de deuda será temporal”, dicen en Bulltick y recuerdan que tras la caída del 4% en bolsa en 1995, la renta variable recuperó después el 10% en un mes.
El momento de la verdad
Lewis cree que el momento de la verdad será el 17 de octubre, cuando el problema del techo de la deuda volverá a la palestra. “Esto va a ser mucho más importante porque un fracaso en la extensión del techo de deuda pararía el pago de cupones de los bonos, creando un impago (default) técnico que provocaría una revuelta en los mercados de renta fija. Una situación que ningún legislador sensato permitiría que ocurriese”.
Esa misma fecha marcan otras gestoras. La gestora de renta variable estadounidense de Legg Mason, ClearBridge, espera «que el Congreso encuentre una solución a corto plazo en las próximas semanas al actual problema de cierre del Gobierno» y cree que «los inversores están más preocupados acerca de la ampliación del techo de la deuda del Gobierno de EE.UU., cuyo plazo expira el 17 de octubre».
Coinciden con su visión en la Eafi española Aspain 11 Asesores Financieros: “La actual paralización llegaría a un punto difícilmente sostenible si a mediados de mes se cumple que EEUU quede sin capacidad de pedir prestado, entrando así el Tesoro en suspensión de pagos si el Congreso no alcanza el acuerdo. En ese caso, se produciría una venta masiva de bonos estadounidenses, con el riesgo que ello supone para toda la renta fija a nivel mundial”.
Acuerdo límite en octubre
Como en otras ocaciones, los expertos auguran acuerdos de última hora y aumentos de volatilidad en los mercados antes de que se produzcan. “Es muy posible que no veamos progreso en el punto muerto entre