El sector de la biotecnología ha vivido una racha impresionante en los últimos tres años. Así lo refleja el Nasdaq Biotech Index (NBI) cuya subida demuestra que el sector ha triplicado su rentabilidad en dicho periodo. Por supuesto, esa subida suscitó una ráfaga de preguntas en torno a las valoraciones y la sostenibilidad del repunte, de tal forma que, pese a haber generado una excelente rentabilidad a lo largo de 2014, el sector fue objeto de una contundente corrección durante la primavera.
En cualquier caso, una mirada más amplia en términos históricos arroja una larga trayectoria durante la cual el sector biotecnológico ha superado a la renta variable en su conjunto. Desde su creación a finales de 1993, la rentabilidad del NBI ha superado la del S&P500 en un múltiplo de 3 aproximadamente. Sin embargo, esta rentabilidad positiva no se generó de forma lineal. En los dos primeros años el NBI generó una rentabilidad inferior a la del mercado general. “Debemos tener en cuenta que el sector daba entonces sus primeros pasos y que los inversores no lo entendían aún muy bien”, recuerda Rudi Van den Eynde, responsable de renta variable temática global en Candriam Investors Group. La situación dio un giro a mejor tras la aprobación, por parte de la FDA, del primer fármaco anticuerpo a finales de los noventa.
Ahora bien, dice el experto de Candriam, esta fuerte rentabilidad acarrea un coste: la volatilidad. La volatilidad histórica del subyacente a 90 días del NBI se ha mantenido relativamente estable durante veinte años, fluctuando en torno a 25 con breves repuntes, pero se trata de casi el doble del nivel de la volatilidad del S&P500. Para invertir en biotecnología hace falta una gran tolerancia al riesgo, así como un horizonte temporal largo.
La biotecnología constituye un sector particular con una correlación al mercado general relativamente baja. Asimismo, se ve poco impactado, en términos de rentabilidad, por los datos macroeconómicos. Esto, unido a la rentabilidad estructural, convierte a la biotecnología en un interesante elemento de diversificación para inversores de renta variable, estima Van den Eynde.
Pero si nos preguntamos qué factores están impulsando la rentabilidad de la biotecnología, Candriam cree que el auge del sector se sustenta en dos motores: la innovación, que tiene como resultado la aprobación de nuevos fármacos, y un entorno de precios elevados para dichos fármacos. La innovación queda a todas luces patente con los 41 fármacos aprobados en 2014 por la FDA, la mayoría de ellos biotecnológicos. Se trata del mayor número de fármacos aprobados desde 1995. Pero también se refleja en una creciente actividad industrial, con unas 100 OPV biotecnológicas solo en Estados Unidos a lo largo del año.
A ojos de Van den Eynde, la estructura de precios es un debate más complejo. “Debe quedar bien claro que cuando hablamos de riesgo en relación a la estructura actual de precios, nos referimos a que sólo una reducción sustantiva de los niveles de precios de mano de los políticos podría provocar un fuerte impacto en el sector”. Con una innovación en auge y una estructura sensata de precios, ¿qué es lo que podría arruinarnos la fiesta?, se pregunta responsable de renta variable temática global en Candriam. “Las valoraciones. Aunque las consideramos razonables. Los rendimientos de flujos de caja libres, en nuestra opinión una pieza clave de la valoración, empiezan en un 4% aproximadamente”.
Tras un periodo prolongado de excelente comportamiento, las valoraciones de las acciones estadounidenses han subido de forma considerable durante los últimos años. Aunque un motor clave han sido los sólidos beneficios, los múltiplos también se han expandido notablemente, lo que ha despertado en algunos el miedo a una posible sobrevaloración del mercado. Sin embargo, en Candriam han concluido que:
- Las acciones estadounidenses muestran una ligera sobrevaloración atendiendo a la mayoría de indicadores de valoración tradicionales, como el PER y el precio-valor en libros.
- Las acciones estadounidenses sí parecen sobrevaloradas atendiendo al PER de Shiller o CAPE, pero existen algunos factores atenuantes importantes.
- El inusual contexto monetario actual es muy favorable para las valoraciones de la bolsa estadounidense.
- Las acciones estadounidenses están baratas según modelos de valoración relativa, como el modelo de la Fed.
- El modelo del valor económico añadido (EVA) también respalda claramente las valoraciones del mercado estadounidense, debido a sus mayores rentabilidades sobre el capital y al bajo coste del capital.
- Las valoraciones más altas se pueden justificar con pruebas de que las empresas estadounidenses son «estructuralmente más rentables» debido a factores que ejercen presión sobre los salarios.