Los mercados emergentes han sido denostados por los inversores en los últimos tiempos, sobre todo desde que la Reserva Federal de EE.UU. anunció su intención de poner fin al programa de estímulos cuantitativos, y a pesar de la gran historia que suponen a largo plazo. Sin embargo, en los meses más recientes los inversores están volviendo la vista a estos mercados, atraídos por sus atractivas rentabilidades.
Con todo, en Acadian Asset Management no hacen depender sus inversiones del contexto económico o la dirección del mercado que vive el mundo emergente, sino que, bajo la premisa de que “es un gran área para realizar una gestión activa” -según indica en una entrevista con Funds Society Patrick J. McCafferty, gestor del fondo OYSTER Emerging Opportunities, que Acadian gestiona para Oyster-, tratan de ser recompensados por los riesgos en cualquier situación, evitando el ruido de mercado y caer en los errores a los que conduce, en ocasiones, el comportamiento humano ante eventos como las crisis geopolíticas. Para ello, aplican una estrategia sistemática y cuantitativa, basada en un 80% en la selección de valores y en otro 20% en el análisis top-down, y utilizando un índice de referencia customizado.
Un índice de referencia creado por la matriz de Oyster y que tiene como premisa conseguir una inversión en mercados en desarrollo con una verdadera diversificación, que ayuda a hacer frente a la volatilidad. “Los índices tradicionales de mercados emergentes suelen estar muy concentrados –en cuatro países sore todo, China, Corea, Taiwán y Brasil, que representan un 55% del índice-. Por eso hemos creado un índice donde los países tienen el mismo peso”, explica Reto Gehring, responsable de Análisis de SYZ Fund Research.
Y es que una cartera de bolsa emergente no tiene por qué estar tan concentrada teniendo en cuenta que el universo de países donde invertir es mucho más amplio. Además, en opinión de Gehring, los índices tradicionales reflejan el peso de las compañías en los mercados mundiales, o incluso el crecimiento pasado, pero no “el potencial de crecimiento en los próximos diez años”, de forma que su índice sí da mayor peso a compañías de países que más pueden crecer en el futuro. Y además, ese índice refleja los “países emergentes reales”, evitando aquellos que han crecido tanto que merecen salir del estatus de mundo emergente para pasar al desarrollado, así como los mercados frontera. De hecho, los países con menor liquidez tienen menor peso en el índice SYZ Emerging Markets Index, que es equiponderado y ajustado a la liquidez de cada país.
Utilizando ese índice, el fondo invierte en renta variable de mercados emergentes evitando estar excesivamente concentrado en los países emergentes de mayor capitalización bursátil, y tomando posiciones en aquellos con mayor potencial de revalorización. El fondo se gestiona activamente frente a este índice, aunque su objetivo es batir al MSCI EM.
Cuatro factores
Acadian, que lleva gestionando activos más de 20 años y suma más de 20.000 millones de euros bajo gestión, se basa en cuatro factores para llevar a cabo el proceso bottom-up que le lleva a construir las posiciones del fondo que gestiona para Oyster: las valoraciones de las compañías, el crecimiento, la calidad, y los atributos técnicos, todos ellos criterios fundamentales que aplica a un universo de inversión formado por miles de nombres para dar lugar a una cartera con unos 260 valores (en la actualidad, pero que pueden llegar a 300). “Es un fondo puro de países emergentes, pues no incluye ni compañías de mercados frontera ni del mundo desarrollado con exposición a emergentes”, explica McCafferty.
El gestor considera que estos mercados son un buen área para realizar una gestión activa y especialmente ahora, donde las valoraciones son atractivas frente a su historia, los países desarrollados y sus parámetros de crecimiento. Además, explica que la selección de valores se ha convertido en un factor de gestión cada vez más importante: “Elegir el valor adecuado y el mercado adecuado es crucial para obtener recompensa por el riesgo”, asegura. En este sentido, y aunque evita el ruido de los mercados, considera que el cambio de política monetaria por la Fed alumbrará las diferencias de calidad entre los distintos valores, lo que significa que habrá una mayor diferenciación entre aquellos con buena calidad de aquellos que no lo son. De hecho, la historia muestra que hay una gran rotación entre países y valores ganadores/perdedores y grandes diferencias de rentabilidad a lo largo del tiempo.
En un escenario de menor crecimiento, el gestor niega sin embargo que las recompensas en renta variable vayan a disminuir. En su opinión, la gestión es similar a la del pasado, y consiste en gestionar riesgos; la situación es igual, solo que las oportunidades no lo son. En cuanto a esa gestión de riesgos, vigila la volatilidad, la correlación entre las posiciones de la cartera y da un peso a cada valor en función de esa gestión del riesgo.
Entre algunos valores de su cartera destacan compañías de calidad en México, exportadoras de petróleo rusas o bancos brasileños; de hecho, el sector financiero está sobreponderado en el fondo. El gestor también muestra preocupación por algunos nombres en China, debido a que el mercado, aunque líquido, tiene menos liquidez que en los últimos años.