Hoy Estados Unidos no sólo elige presidente. La votación de hoy no es solo Clinton o Trump. Hay más en juego. En concreto, 435 escaños de la Cámara de Representantes y los 34 del Senado. Y, más allá del resultado de las elecciones presidenciales en sí mismas, los mercados van a estar muy atentos a la configuración del nuevo Congreso, pues el impacto económico de la jornada de hoy dependerá sustancialmente de su color.
Sin importar quién gane, Natixis Asset Management –filial de Natixis Global Asset Management– recuerda que la implementación de las políticas de ambos candidatos dependerá de los compromisos con el Congreso. El equilibrio de poder en las dos cámaras automáticamente limitará el afán reformista de ambos candidatos, que no cuentan con el favor de la opinión pública. “Uno de los factores decisivos será la mayoría de Representantes, que al parecer seguirá siendo republicana, pero también en el Senado, que quizá pase a los demócratas. Incluso ante un escenario optimista para Hillary Clinton, es probable que no obtenga la mayoría necesaria en el Senado para sortear los obstáculos republicanos”, explica Nuno Teixeira, jefe de Soluciones en Inversiones Institucionales e Individuales y de la División de Soluciones de Inversión para Clientes de la firma.
“Cualquiera que sea la mayoría en las dos Cámaras, los mercados responderán más favorablemente a una victoria de Clinton. La elección de Donald Trump daría lugar a un shock de incertidumbre», dicen los expertos de Amundi. Para la gestora francesa, más allá del impacto en el crecimiento, estas elecciones tendrán consecuencias significativas a largo plazo para la política de Estados Unidos. Buena parte de los votantes esperan la puesta en marcha de nuevas políticas, que en general serán menos liberales que en el pasado.
Es fácil dejarse llevar por las promesas de campaña y las subidas y bajadas por los ciclos informativos diarios, pero Stefan Kreuzkamp, CIO de Deutsche AM, mantiene, como muchos, que es probable que gane Clinton, pero es casi seguro que tendrá que lidiar con un Congreso de corte republicano. Sea quien sea el presidente hoy tendrá que tratar con un ambiente hostil en el Congreso. Sobre todo si tenemos en cuenta la baja popularidad de ambos candidatos.
Candidatos muy impopulares
Trump y Clinton son históricamente los candidatos más impopulares que las elecciones presidenciales de Estados Unidos han visto en toda su historia y la campaña ha hecho poco para mejorar sus imágenes. Menos de una semana antes de la votación, los votantes indecisos todavía representan cerca del 10% de la población y podrían ser decisivos. Trump, el más polémico de ambos candidatos, podría beneficiarse de una baja participación, explica el equipo de análisis de Cross Asset de Lyxor AM.
“Nuestra postura desde hace tiempo es que Hillary Clinton se convertirá en el próximo presidente de Estados Unidos. Pero probablemente conseguirá menos del 50% del voto popular, así que por primera vez habrá más gente a quien no le guste que a quien le guste”, resume Hans Bevers, economista jefe de Bank Degroof Petercam. Lo que sí tiene claro la mayoría de los analistas políticos es que el voto de los indecisos es ahora más importante que en cualquier otras elecciones presidenciales de los últimos 30 años.
Al igual que en la votación a favor del Brexit, si las elecciones en Estados Unidos provocan temores sobre una recesión global, esto llevaría a los bancos centrales a actuar inmediata y masivamente flexibilizando sus políticas monetarias. Esto daría lugar a un mayor descenso de los rendimientos de la deuda soberana.
Los mercados bursátiles
En este entorno, la pregunta de qué partido es más favorable para el mercado bursátil no tiene una respuesta clara. “En general, el S&P 500 ha registrado mejor comportamiento durante los mandatos demócratas. Sin embargo, los inversores deberían tener en cuenta la volatilidad del mercado bursátil en el ciclo presidencial a la hora de evaluar qué partido goza del favor del mercado”, apunta John Indellicate, co-gestor del Oyster US Selection Scout Investments. “Sea cual sea el resultado, los inversores deben ser conscientes de las posibles hipótesis a las que se enfrentan con un partido u otro, y mantener su compromiso de aplicar un enfoque de inversión a largo plazo para alcanzar sus objetivos”, añade.
Clinton, por su parte, ha mostrado su preocupación sobre los beneficios que ofrece la recompra de acciones a los accionistas y los ejecutivos, a costa de la inversión en las empresas y el aumento de los salarios, según explica Matt Miller, asesor político y de comunicaciones de Capital Group.
En cuanto a los sectores específicos, dice Yves Longchamp, responsable de análisis de ETHENEA Independent Investors S.A., algunos pueden beneficiarse de los vientos a favor, mientras que otros pueden experimentar vientos en contra, ya que los programas electorales están haciendo hincapié en cuestiones clave de sus respectivas políticas. Por ejemplo, el programa de Clinton incluye limitaciones estrictas sobre los costes de determinados medicamentos, mientras que el de Trump, «¡Hacer grande a Estados Unidos de nuevo!», implicaría un aumento significativo en el gasto militar. “Gran parte de los efectos derivados de esos programas en los mercados financieros está, sin embargo, ya descontado y las fluctuaciones se producen con los cambios en las encuestas. Se puede asumir también que si Trump gana habrá un nuevo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos”, afirma Longchamp.
¿Qué hará la Fed?
«Una victoria de Clinton reduce la incertidumbre política, y da otra excusa más a la Reserva Federal para no subir los tipos de interés en la reunión de diciembre. Es probable que el dólar continúe fortaleciéndose, especialmente frente a otras divisas refugio como el yen o el franc suizo, en la víspera de la reunión del Comité Federal del Mercado Abierto”, explica Martin Arnold, director de estrategias de divisas y macro de ETF Securities. Y es que el crecimiento en EE.UU. ha sido más débil en 2016, mientras que el panorama económico global atraviesa por una pendiente moderada.
Mathilde Lemoine, economista jefe del Grupo Edmond de Rothschild, coincide en que la apreciación del dólar debería limitar las subidas de los tipos de interés en Estados Unidos. “Además de la Reserva Federal, los demás bancos centrales principales continúan siendo expansionistas, especialmente el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra”, recuerda.
En este contexto, la renovada fortaleza del dólar estadounidense podría pasar a ser el principal riesgo en los mercados a finales de año, puesto que un dólar fuerte supone una amenaza latente para algunas de las operaciones más populares recientemente, comentó Witold Bahrke, director sénior de estrategia en Nordea Asset Management. “El resultado de las elecciones no cambiará esto, puesto que ambos candidatos abogan por políticas favorables a la apreciación del dólar”. “Si el dólar sigue apreciándose, podríamos asistir a una reaparición de muchos de los riesgos que atemorizaron a los mercados a lo largo de 2015. Es posible que esto incluso impida que la Fed suba tipos en diciembre, puesto que un dólar más fuerte implica unas condiciones financieras más estrictas, que por sí solas bastarían para dar pie al ajuste que busca la Fed”, concluye el gestor.