El pasado mes de octubre, Goldman Sachs compró deuda venezolana y se desató la tormenta. La tormenta reputacional. El debate sobre si una alta rentabilidad es suficiente para justificar la compra de un activo, aunque este suponga una cambio negativo en la percepción de la firma y un dilema ético.
La entrada del banco de inversión estadounidense prometía notables rentabilidades para sus clientes, pero en el mundo se extendía la idea de que la operación sólo daba alas al gobierno de Nicolás Maduro y le compraba algo más de tiempo. En parte porque las emisiones de deuda en el país están destinadas a alargar los vencimientos, aunque sea a base de comprometer más recursos.
Con un alto rendimiento, Venezuela tiene dos tipos de bonos, los soberanos y los de la petrolera estatal PDVSA. El rendimiento anual en dólares supera el 30%.
Tras la operación de Goldman Sachs, este tipo de deuda a muy corto plazo empezó a conocerse como ´los bonos del hambre´. La deuda venezolana ofrece una rentabilidad alta pero se paga, dicen muchos, a costa de limitar las inversiones en un país de infraestructuras deshechas y desabastecido de alimentos.
A estas acusaciones se sumaban otras más agresivas que apuntan a que la revolución bolivariana se mantiene en pie gracias al capital que llega de Wall Street. Un mercado, necesitado de cash, cuya liquidez corre a cargo de los inversores de Estados Unidos. “¿Por qué comprar algo de un gobierno que mata gente?” fue el comentario de una gestora estadounidense de road-show por Latinoamérica preguntada por la deuda de Venezuela. Y claro, se hizo el silencio en la sala.
Otros bancos
En recientes fechas ha sido Credit Suisse Group el que ha prohibido a sus operadores comprar o vender ciertos títulos venezolanos e incluso ha restringido los negocios con contrapartes venezolanas, sean particulares o compañías.
Banco Santander, otro gigante en Latinoamérica, vendió su filial venezolana en 2009 y desde hace años no tiene operaciones en el país.
Por su parte, Víctor Hugo Rodríguez, CEO de LatAm Alternatives Group y managing partner de VEN-Alternatives, cree que Goldman Sachs decidió entrar en Venezuela porque los analistas del banco estiman que a medio plazo, el cambio de régimen en el país es inminente. El CEO está de acuerdo con esto y cree que es muy probable que de 3 a 12 meses seamos testigos de una transición que de paso a enormes oportunidades de inversión.
“En Venezuela asistimos a una violación de los derechos humanos y un colapso económico producto de la crisis política y de las políticas macroeconómicas que se han venido implementando, con un modelo que no dio los frutos que perseguía”, recuerda. “El país cambiará de gobierno, y podrá ser más capitalista, pero siempre habrá un fuerte componente social”, estima.
Su fondo de private equity en Venezuela –VEN-Alternatives– ya ha analizado distintos proyectos en los sectores de infraestructuras, educación, sanidad, energía y tecnología, y está preparado para la fase de desembolso en cuanto las condiciones cambien. Otro de los segmentos con gran atractivo es, para Víctor Hugo Rodríguez, el de real estate. «VEN-Alternatives no va a ser el único fondo de pivate equity que participe en la reconstrucción del país. Hay mucho interés entre los inversores a largo plazo«.
«Creo que hay muchas entidades que están adoptando medidas para protegerse de desvíos de fondos o lavado de dinero que pudiera verse más adelante en algún cliente o en alguna relación comercial. Los bancos, para prevenir cualquier escandalo, han decidido alejarse. Yo esto lo veo como otro catalizador más de que en Venezuela se avecinan cambios», añade.
¿Posible default?
El product manager de Quest Andbank, Renzo Nuzzachi, considera que un eventual default de Venezuela no tendrá repercusiones en Latinoamérica ya que el país “es un caso aislado, claramente separado” del resto de la región.
Nuzzachi reconoce que esos bonos han resultado muy rentables para sus clientes ya que, históricamente, Venezuela nunca ha dejado de pagar.
“Actualmente recomendamos salir, y para aquellos que todavía quieren mantener su posición, recomendamos invertir en tramos más largos con menor rentabilidad, pero mayor seguridad”, explica el product manager de Quest Andbank.
De todos modos, el ambiente es de tranquilidad porque desde hace ya varios años se viene anunciando un ‘default’ de Venezuela que finalmente nunca llega, aseguran los analistas.