El ciclo ha vuelto: tras una década de débil crecimiento y temores deflacionistas, y en la que los bancos centrales estaban siempre ahí para transformar las malas noticias en buenas noticias –sobre todo para los activos de riesgo- a través de todo un armamento monetario acomodaticio, el ciclo económico ha dado un vuelco y volverá a la normalidad. “Hemos dejado atrás 10 años de extraño comportamiento económico y en los mercados”, decía Frédéric Leroux, responsable del equipo Cross Asset en Carmignac Gestion, en la apertura de la conferencia anual de la entidad celebrada el lunes en París.
El gestor defendió la idea de la vuelta del ciclo económico, que “se verá liberado, de forma que la economía tendrá capacidad de nuevo de sufrir altibajos, momentos alcistas y bajistas”. Dicha vuelta estará propiciada sobre todo por una mezcla más equilibrada de políticas fiscales (que ganarán peso y que permitirán una mejora del crecimiento) y monetarias, que cederán terreno, pues “los bancos centrales no van a luchar contra la tendencia inflacionista, porque junto con el crecimiento ayuda al pago y absorción de la deuda pública”. Una vuelta de la ciclicalidad económica que se verá marcada también por los eventos políticos de 2017, pero ante los que Leroux asegura no temer: “No nos dan miedo las próximas elecciones en Holanda, Francia, Alemania… sabemos lo que hay que hacer”.
EE.UU: más crecimiento y dinámicas inflacionistas
El cambio de ciclo defendido por la gestora, la idea macroeconómica principal en torno a la cual sus profesionales están posicionando las carteras de inversión este año, se ve claramente en Estados Unidos. Leroux habló de tres factores clave: la mejoría de la inversión en el sector industrial, mejores datos de consumo y la vuelta de la inflación.
“Las promesas de Trump de recortar impuestos ayudarán a confirmar nuestra predicción de mejoría en las inversiones y recuperación en el sector industrial: los beneficios y el crecimiento en las empresas mejorará, lo que abre la puerta a la expansión de márgenes”. Y, si los márgenes mejoran, el escenario para acometer inversiones en el país será mucho más propicio, explica. En segundo lugar, está la mejora del consumo, pues las perspectivas ante la nueva Presidencia podrían neutralizar la debilidad de los ingresos de los hogares. Pero, además de estos dos factores positivos, el experto habla de la llegada a escena de la inflación: “Desde la crisis de Lehman, las empresas han tratado de incrementar sus márgenes con una política de reducción de costes basada en la contratación laboral de baja calidad, pero esa política tocará suelo ahora y empezaremos a ver un crecimiento en los salarios, lo que constituye el primer signo inflacionista”, señala y afirma además que los componentes clave del índice de precios evolucionarán al alza (transporte, utensilios para el hogar y alimentación).
“La mejor forma de reducir la deuda pública es con crecimiento y algo de inflación, factores que permitirán una mejora del ciclo y ante los que los bancos centrales no pondrán pegas”, añade Leroux. El gestor defiende que, incluso si el ciclo empeora debido a una posible decepción de las políticas de Trump o debido a subidas de tipos demasiado rápidas y fuertes de la Fed, será necesario que las cosas empeoren antes de que la Fed pueda actuar, debido a la inflación, que ha llegado para quedarse: “La inflación no dejará a la Reserva Federal ser tan activa como en el pasado para actuar contra el empeoramiento económico… el ciclo será libre de nuevo, está de vuelta. La evolución de la economía volverá a parecerse más a la de los últimos siglos que a la de la última década”, insiste.
Europa y emergentes: el ciclo se sincroniza
La situación no será muy diferente en Europa, donde Leroux habla de mejoras económicas e indicadores adelantados de inflación en Alemania, que adelantarán la evolución en el resto del continente (y que impedirán al BCE que siga con demasiada fuerza con su política ultra acomodaticia), mientras en Japón, el banco central sigue centrado en debilitar al yen para lograr, en último término, hacer revivir la inflación. Leroux habla de una mejora del ciclo que se extiende también a los emergentes y sobre todo a los exportadores de materias primas, como Brasil y Rusia, que salen de una recesión muy profunda y podrían rebotar con fuerza. En general, los emergentes más ligados al ciclo serán los mayores beneficiarios.
“El crecimiento global será aún débil, en general, pero los bancos centrales –a través de sus medidas monetarias diferenciadas en cada región (endurecimiento en EE.UU., una política acomodaticia limitada en Europa y medidas expansionistas en Japón)- permiten una sincronización económica”. Una sincronización de crecimiento e inflación que refleja la vuelta de un ciclo que será alcista a corto plazo, pero que presenta más dudas en el horizonte y que permitirá que los mercados vuelvan a la normalidad, al neutralizar al menos parcialmente a los bancos centrales.
Tipos al alza
En un contexto más inflacionista, Rose Ouahba, responsable del equipo de Renta Fija en la gestora, defendía la idea de la continuidad de la subida en los tipos. “Seguirá a lo largo de este año: el escenario de bajas tasas se ve cuestionado por la recuperación cíclica y por la subida de la inflación, de forma que la reflación está sobre la mesa”, explicaba, en el marco del evento en París. Para la experta, el escenario de represión financiera ya ha tocado máximos.
En Estados Unidos la idea es clara, a tenor de las medidas de la Fed y de que el ajuste ya se ha empezado a sentir en la curva de tipos a largo plazo. Y en Europa, aunque la prima de inflación aún se subestima, también llegará: Alemania primero, y el resto del continente después, se acabarán poniendo al día en términos de inflación, lo que hará que el Banco Central Europeo acabe reaccionando en algún momento. “El BCE dice que la inflación debería seguir baja, lo que le da alas para seguir con su política acomodaticia hasta 2019 pero esta visión es muy conservadora y en algún momento el mercado la cuestionará”, asegura. Porque, con la recuperación de las materias primas, la historia de reflación está sobre la mesa y porque, con un ciclo de convergencia económica, carecen de sentido tantas diferencias entre las dos orillas del Atlántico. Para la experta, los tipos en Europa están en sus límites y en algún momento habrá que reconectar con el ciclo inflacionista y aparecerá el riesgo de aceleración de los tipos al alza: “En algún momento aparecerá el riesgo de un episodio de taper tantrum en Europa. ”, advierte.
Evolución de las divisas
Con estas perspectivas macroeconómicas en mente, Carmignac apuesta por una revalorización del dólar, pero de forma comedida y no frente a todas las divisas: sí que seguirá subiendo frente al yen, pero su evolución frente al euro está menos clara, pues hay fuerzas que juegan a favor de la divisa europea (Draghi seguirá comprando deuda este año, lo que apoya al euro, y hay tensiones que apuntan a una apreciación a pesar de la diferencia de tipos entre EE.UU. y Alemania), de forma que en la gestora prima ahora una visión más equilibrada sobre el euro y el dólar.
Según explica Charles Zerah, en la evolución del dólar juegan fuerzas contrapuestas: a favor, las alzas de tipos de la Fed (hay tres o cuatro previstas para este año, dice, en función del riesgo inflacionista), los estímulos fiscales de Trump y el crecimiento económico que podría generar en el país pero en contra podrían pesar otros riesgos derivados de las políticas de Trump.
“Trump todavía está en campaña, con su discurso de America first”, dice Leroux. Pero, aun así, y si el proteccionismo se materializa, el crecimiento económico del país seguirá siendo más fuerte a corto plazo y también la inflación, pues el nuevo presidente exacerba lo que ya está ocurriendo en la economía: “Si triunfa el America first, habrá igualmente inflación”, añade el experto.