Argentina consiguió colocar la totalidad de su primera emisión de deuda soberana en los mercados internacionales de capitales tras 15 años de ausencia. Un regreso a lo grande, con una de las mayores emisiones de deuda realizada por un gobierno de mercados emergentes, unos 16.500 millones de dólares en cuatro bonos a 3, 5, 10 y 30 años.
De los ingresos obtenidos con esta nueva emisión, cerca de 10.000 millones de dólares serán utilizados para pagar a los acreedores de los “holdouts”, hedge funds tenedores de bonos soberanos argentinos que demandaron al país después del impago de la deuda en 2001 y con los que recientemente el gobierno de Macri llegó a un acuerdo. El resto de la emisión, 6.500 millones de dólares, financiará obras de infraestructura.
A pesar de la magnitud de la emisión, la demanda superó con creces la oferta. Según el ministerio de Hacienda, la demanda ascendió a 68.600 millones de dólares, siendo dos terceras partes de los inversores estadounidenses. Argentina se ha visto beneficiada por la mejora del sentimiento hacia los mercados emergentes y por el entorno de tasas bajas propiciado por los bancos centrales, que ha despertado el apetito por los activos de riesgo.
Se espera que la emisión reciba una calificación “B3” por parte de Moody’s y una calificación de “B-”, por parte de Standard & Poor’s. Se trata de una emisión no exenta de riesgo, Argentina ha incurrido en impago en siete ocasiones desde que el país obtuvo su independencia, dos de ellas en los últimos quince años.
En cuanto a los rendimientos de los bonos, éstos estuvieron en la parte baja de las guías, según reporta Reuters. El bono a 3 años por 2.750 millones de dólares se colocó al 6,25% de rendimiento, el bono de 5 años por 4.500 millones de dólares al 6,87%, la deuda a 10 años por 6.500 millones al 7,5% y la emisión a 30 años por 2.750 millones de dólares se colocó al 7,62% (al 8%, emitidos con un descuento de 95,76 céntimos por dólar).
Los coordinadores globales de la operación fueron Deutsche Bank AG, HSBC Holdings Plc, JPMorgan Chase & Co., y Banco Santander. Mientras que los principales suscriptores y coordinadores de los libros fueron Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, Citigroup Inc. y UBS Group AG.